sábado, 1 de mayo de 2010

El camino de La Paz hacia El Alto sube en una serie de vueltas que atraviesan una barranca roja. No puede ser de otra manera: el ascenso por la montaña es casi vertical, dejando abajo la ciudad colonial para llegar de pronto al Altiplano, a más de 4,000 metros de altura.

Programa de las Américas Perfil de Acción Ciudadana.
El viento avanza a paso recio por esta tierra plana y desarbolada. En los mercados las vendedoras vestidas con polleras tradicionales protegen sus mercancías de las ráfagas en miles de puestos a lo largo del camino, y los autobuses trasladan a la gente de abajo arriba y a la inversa a todas horas del día.
Esto es El Alto. Una ciudad integrada jurídica y económicamente a la capital pero completamente distinta en sus orígenes, sus características socioeconómicas y sus culturas. Es un asentamiento construido por sus habitantes, migrantes indígenas del campo, mineros, y obreros de la ciudad. Si en 1950 su población era de unas 11,000 personas, hoy se acerca a un millón.

Más de 80% de la población de El Alto es indígena, principalmente aymara. Según el censo de 2001, 70% de la población es "pobre por necesidades básicas insatisfechas" y miles viven en pobreza extrema. Muchas casas carecen de uno o más servicios básicos: drenaje, agua potable, electricidad, etc. Las calles trazadas en la expansiva ciudad son de terracería, excepto las avenidas principales y unas cuantas más. La mayoría de los y las habitantes trabaja en el sector informal.






El Alto es una sociedad muy estudiada debido a su alto nivel de organización, autogestión y autogobierno. Desde las primeras grandes migraciones, la gente se ha organizado para enfrentar la falta de servicios y los problemas cotidianos, y para construir y cambiar su sociedad. La creación de nuevas formas de organización, sobre todo las juntas vecinales, es ya parte de la cultura y la identidad de El Alto.






La falta de transporte, empleo, servicios, educación y salud afecta a toda la población, pero es mayor el impacto directo en las mujeres. Además de los desafíos de la sobrevivencia, se les excluye de muchos espacios culturales, sociales y políticos, e históricamente les han enseñado a callarse frente una infinidad de injusticias.






En este contexto, hablar del derecho a la comunicación resulta fundamental. La comunicación—diferente, autónoma y propia—es el eje de una lucha para una vida mejor en esta sociedad que sí sabe luchar. A través de los proyectos de comunicación, los habitantes del lugar se unen, discuten futuros, reflexionan, festejan y forjan identidades compartidas. Para las mujeres, el proceso les da herramientas para la vida y en muchos casos una experiencia de transformación personal.






"Yo siempre te he oído, ahora te toca escucharme"


La Radio Atipiri nace en 2006, en la Urbanización Atipiris, una zona periférica de la vasta ciudad de El Alto. Empieza con dos parlantes (bocinas) sobre una antena de 30 metros en la radio misma; y así, con anuncios en voz directa, empieza su larga y difícil trayectoria en la comunidad y la zona del altiplano.






Radio Atipiri es un proyecto del Centro de Educación y Comunicación para Comunidades y Pueblos Indígenas (CECOPI), organización constituida en 1997 que empieza a trabajar en estrategias de comunicación más intensamente desde 2003. Ahora cuenta con una emisora de radio en el 840 AM de 3 kilovatios de potencia y transmite de lunes a sábado cubriendo con su señal al departamento de La Paz, y llegando hasta el sector suroeste del departamento de Oruro. A través de Radio Atipiri, el CECOPI coordina una amplia gama de talleres de capacitación y actividades, y ha logrado establecerse en un edificio propio donde tiene su equipo de transmisión y producción, oficinas y unos salones para reuniones y talleres.

COMUNÍCATE CON EL DEPARTAMENTO DE PRENSA DE RADIO ATIPIRI AL 76231215 - 2881899.
Agencia Regional de Noticias -- ARN

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