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La presencia de las mujeres en el mercado de trabajo ha sido a costa de su mayor explotación, destaca un informe sobre la situación de los derechos laborales en el país.
La Paz, 7 Mar. (CEDLA).- Durante la primera década de los 2000, las mujeres han accedido a empleos asalariados más precarios: inestables, con jornadas más extensas, bajos salarios y al margen de la cobertura de la seguridad social, señala una investigación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) sobre la situación de los derechos laborales en el país.
El informe destaca que “la mayor presencia de las mujeres en el mercado laboral ha sido funcional a las estrategias de abaratamiento de costos laborales de las empresas y del Estado para alcanzar mayores ganancias o beneficios”.
Sin estabilidad
De acuerdo con el reporte, el incremento del trabajo asalariado de las mujeres no ha venido de la mano de la estabilidad laboral; el 35% de las trabajadoras tenía un contrato temporal, pero esta proporción superaba el 40% en el sector privado; llama la atención que el 44% de las mujeres en el sector empresarial son trabajadoras temporales.
“Este nuevo rasgo ha llevado a que el tiempo de permanencia en un mismo empleo sea de 2 años o menos para la mitad de las mujeres”, señala con preocupación el informe del CEDLA. Asimismo, la creciente inestabilidad en el trabajo de las mujeres asalariadas ocasiona su mayor exclusión del sistema de protección social. Durante el 2010, solamente el 38% aportaba para su jubilación, muestra la institución.
Jornadas laborales prolongadas
Si bien la jornada normativa de las mujeres es de 40 horas semanales, las mujeres han pasado a trabajar en promedio 41 horas semanales. “La exposición a jornadas extensas no siempre está acompañada de un aumento equivalente en las remuneraciones y en cambio tiene consecuencias negativas para el equilibrio entre la vida familiar y laboral”, concluye el reporte.
Fuera del sector estatal, donde la jornada normativa generalmente se cumple, en el resto de los sectores la ampliación de la jornada por más de 48 horas semanales afecta por igual al 25% de las mujeres. El CEDLA destaca que la disponibilidad permanente a la que se acostumbra someter a las trabajadoras del servicio doméstico, ahora es una exigencia también en las empresas típicamente capitalistas.
Subvaloración del trabajo de las mujeres
Durante el 2010, el 33% de las trabajadoras tenía un salario inferior al Salario Mínimo Nacional; esta proporción era dos veces mayor en el servicio doméstico y llegaba al 44% en el sector semiempresarial, reporta el CEDLA.
En el 2010, siete de cada diez mujeres ganaba por debajo del costo de una canasta normativa alimentaria (CNA) de Bs. 1.667; es decir, su salario no alcanzaba para cubrir al menos el 39% del valor de una canasta familiar básica.
Por último, el CEDLA destaca que las desigualdades de género en el ámbito salarial, si bien se han atenuado en los últimos años, lo han hecho a través de una nivelación hacia abajo en el nivel de remuneraciones de los hombres. “Considerando el promedio, el 2010 las mujeres ganaban el 73% del salario de los hombres, con una brecha que se amplía a favor de los hombres entre los directivos y entre los trabajadores no calificados”, dice la investigación.
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