Madrid, 8 Mayo (Reuters).- Las
empresas españolas, que tradicionalmente se han beneficiado del crecimiento de
los negocios en Latinoamérica, están conscientes de los riesgos políticos que
implican estas inversiones, por lo que en muchas casos han adoptado medidas
para proteger sus inversiones.
Así, el anuncio del presidente
boliviano, Evo Morales, de nacionalizar Transportadora de Electricidad (TDE),
filial de Red Eléctrica, no degeneró en una guerra de declaraciones entre las
partes, sino que REE se limitó a señalar su disposición a negociar una
compensación pertinente.
La sangre fría de REE se explica
por el escaso impacto que la medida tendrá en sus cuentas.
"La inversión realizada por
REE (92 millones de euros en el primer semestre de 2002) ya se encuentra
provisionada casi al 100 por cien", dijo Banesto Bolsa en una nota a sus
clientes.
La repatriación de dividendos, la
concesión de créditos en condiciones favorables y lucrativos contratos de
asesoramiento alimentaron durante años un sostenido trasvase de fondos desde
Bolivia a España e hicieron rentable la inversión de REE en el país andino, de
acuerdo con las cuentas de Red Eléctrica Internacional depositadas en el
Registro Mercantil.
La diferencia entre este caso y
el de la nacionalización de la participación de Repsol en la petrolera YPF por
parte del Gobierno argentino es que el grupo español obtenía un cuarto de su
resultado bruto de explotación (EBITDA) de YPF y atesoraba la mitad de sus
reservas de crudo en ese país sudamericano.
Eso podría explicar, en parte, la
diferencia de tono en la reacción del Gobierno español ante las respectivas
nacionalizaciones: mientras calificó la expropiación de REE como
"perfectamente legítima", consideró que la renacionalización de la
participación de Repsol en YPF fue una "agresión" a los intereses de
España.
PROVISIONES COMO ESCUDOS
En previsión de medidas de este
tipo, desde que Morales asumió el poder en Bolivia en 2006 REE ya provisionó la
mayor parte del valor de la filial, que compró en 2002 por 91 millones de
dólares.
La matriz valoró a TDE en apenas
6 millones de euros (7,9 millones de dólares), según las cuentas de 2010. Al
dar un valor tan bajo a sus activos en Bolivia, REE abre la puerta a computar
como plusvalías la compensación económica que Bolivia podría pagarle por la
expropiación.
REE también redujo sus
inversiones en Bolivia desde la llegada a la presidencia de Morales, a la vez
que incrementó el pago de dividendos de TDE a Red Eléctrica Internacional,
además de generar beneficios con préstamos a su filial boliviana, según
muestran las cifras anuales.
Incluso el ministro de Asuntos
Exteriores español, José Manuel Maragallo, calificó la nacionalización como
"legítima", un comentario que sugiere que no está totalmente en
desacuerdo con las críticas de Bolivia sobre el recorte de las inversiones de
REE.
En Argentina, Repsol hace años
que viene reduciendo su inversión, diversificándose a Brasil, el Golfo de
México y África occidental.
Sin embargo, la pérdida de YPF,
por la que recibirá una suma aún no determinada -pero que muy probablemente
será más baja que los 9.000 millones de euros que exige- sí representa un duro
golpe a sus finanzas.
Receloso del Gobierno argentino,
Repsol había estado negociando la venta de su 57 por ciento en YPF con la china
Sinopec, pero la posibilidad de llegar a un acuerdo se vino abajo cuando la
presidenta, Cristina Fernández, decidió nacionalizar la petrolera.
El gigante petrolero español
tiene mejores relaciones con Bolivia, y su presidente, Antonio Brufau, parece
llevarse bien con Morales. De hecho, estuvo presente el martes cuando el
mandatario boliviano inauguró un complejo de gas natural en el campo de
Margarita, propiedad de Repsol, el mismo día del anuncio de la nacionalización
de TDE.
"Bolivia necesita socios, y
no dueños (...) Vengo a saludar a las empresas extranjeras que son socios del
Estado", dijo Morales.
Morales nacionalizó la industria
del gas natural en 2006, y los inversores extranjeros, como Repsol, operan con
una modalidad contractual que las convierte en proveedoras de servicios al
Estado. Bolivia podría revocar las concesiones si las compañías no satisfacen
sus compromisos de financiación.
Otras compañías en Bolivia son
BBVA, la eléctrica Iberdrola (con activos de distribución de energía) y la
concesionaria de carreteras Abertis, aunque su exposición es muy pequeña y
representa menos del 1 por ciento de sus ingresos. BBVA e Iberdrola no
brindaron detalles de su exposición al país.
Mientras Morales ya amenazó en el
pasado con expropiar infraestructuras, el analista de Eurasia Group Joao
Augusto de Castro dijo que la nacionalización de TDE podría marcar el fin del
ciclo de expropiaciones.
¿RIESGO U OPORTUNIDAD?
Esta es la pregunta que más
frecuentemente se plantea cuando se aborda la presencia de empresas españolas
en Latinoamérica.
El año pasado, sólo las empresas
españolas integradas en el selectivo Ibex-35 facturaban unos 115.000 millones
de euros en Latinoamérica, es decir uno de cada 4 euros de su cifra de negocio
global.
El primer puesto de este grupo lo
ocupa Telefónica, que, con 29.237 millones de euros facturados en 2011, generó
el 46,5 por ciento de sus ingresos, y el 54 por ciento de su resultado bruto de
explotación (10.941 millones de euros) en esta región.
Le siguen muy de cerca los bancos
Santander y BBVA, defensores tradicionales del atractivo de las inversiones en
esta región por el elevado potencial de crecimiento ofrecen estos países.
Latinoamérica ha servido también
durante mucho tiempo de bastión para compensar el descenso de los ingresos en
España, que actualmente pasa por una segunda recesión en tres años, y para
amortiguar el castigo que sufren la mayoría de las empresas españolas en la
bolsa.
De hecho, las crisis económicas y
cambiarias que algunos países, como Argentina, han sufrido desde el comienzo
del nuevo milenio se consideran como meros baches que, en el peor de los casos,
requerían ajustes contables pero sin traducirse en una salida efectiva de
fondos.
Telefónica reconoce que tiene
invertidos más de 100.000 millones de euros en la región. El año pasado, repatrió
3.139 millones de euros de sus filiales latinoamericanas y el importe podría
haber sido mayor si Venezuela hubiera dado su consentimiento al pago de un
dividendo cercano a 1.000 millones de euros al tipo de cambio oficial.
"A 31 de diciembre de 2011,
estaba sin aprobar por parte del regulador venezolano CADIVI el pago de dos
dividendos aprobados por Telefónica por importe de 5.882 bolívares
venezolanos", dijo Telefónica en su informe anual.
No es el único revés que
Telefónica, que también cuenta con una fuerte presencia en Argentina, sufrió el
año pasado en Venezuela. La hiperinflación y la sostenida depreciación de la
moneda local frenaron su EBITDA e hicieron necesarios ajustes contables por
deterioro de los activos, pero también mermaron el volumen de la deuda de su
filial venezolano.
Las compañías dicen que medidas
como las adoptadas en Bolivia, Argentina y Venezuela no llegan por sorpresa, y
que continúan apostando por países más seguros.
Chile, Colombia, Brasil y Perú ya
han dado pasos para asegurar un marco legal que genere confianza en los
inversores extranjeros, atrayendo el interés del sector privado español.
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