
La incorporación de miembros de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) a las filas del Movimiento Al Socialismo (MAS) generó una ola de críticas internas y externas.
Los “ponchos rojos”, ayer en La Paz, dieron la bienvenida a los nuevos aliados que en 2008 se opusieron a la llegada del presidente Evo Morales a la capital cruceña y participaron en la toma violenta de instituciones públicas y en las movilizaciones con tintes racistas contra inmigrantes de tierras altas.
El ex alcalde de Achacachi y candidato a segundo senador Eugenio Rojas dio la bienvenida a los ex integrantes de la UJC, hinchas de Blooming y Oriente Petrolero que se sumaron ayer al proyecto político de Evo Morales.
Sin embargo, en el Plan Tres Mil, bastión del MAS en la ciudad de Santa Cruz, la Unión Juvenil Popular (UJP), que el año pasado se enfrentó en intensas batallas campales con la Unión Juvenil Cruceñista, rechazó esta alianza y advirtió a los dirigentes masistas que tengan cuidado con este bloque.
El representante de esta organización, Richard Céspedes, dijo que “es una mala decisión porque, en el fondo, estos jóvenes siguen odiando a la gente colla. No creo que esos sentimientos cambien de un rato para otro, es muy sospechoso”.
El martes en la ciudad de Santa Cruz, el dirigente campesino y candidato a senador por el oficialismo Isaac Ávalos selló acuerdos con el presidente de una fracción de la UJC Ángelo Céspedes; el líder de la barra de Oriente Petrolero “La Pesada Verde”, Ángel “Chichi” Pérez; su homólogo de Blooming, Israel Medina, y el máximo dirigente de la Federación Universitaria Local (FUL), Marcos Dalence.
El dirigente de la Central Obrera Departamental (COD) cruceña, Lucio Vedia, afín al MAS, también expresó sus dudas acerca de la “intención” de los unionistas. “No sea como el caballo de Troya”, dijo el sindicalista en referencia al ingreso de tropas griegas en un armazón con forma de caballo a Troya, según refiere Homero en La Iliada.
La Organización de Jóvenes Luis Espinal, otro bloque juvenil que resistió los embates de la UJC al Plan Tres Mil, tomó una posición distinta. Su representante Jhalmar Assaff, en declaraciones a Erbol, dijo que el grupo juvenil que dirige no es excluyente y acoge de manera positiva la adhesión de activistas autonómicos que eran aliados del Comité pro Santa Cruz y la Prefectura cruceña.
Assaff recordó la golpiza que recibió de la “Unión” su compañero Damián Pardo en uno de los enfrentamientos. Dijo que ese hecho no puede quedar en el olvido, pero “tampoco” puede seguir habiendo rencores.
El vicepresidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia y aliado del MAS, Pedro Nuni, señaló a Erbol que no sabe hasta dónde podrá ser fructífera esta alianza y aseveró que “se debe tener cuidado, nos pueden traicionar en el camino, de repente nos quieren infiltrar su gente, porque de alguna manera están capacitados para eso, pero si es para sumar y garantizar la victoria del presidente Evo Morales, creo que valdría la pena”.
El líder de los “ponchos rojos” pidió ayer tolerancia a estos sectores y dijo que la opinión pública debería manejar con prudencia la invitación que formuló el dirigente campesino Isaac Ávalos. Rojas afirmó, intentando borrar el perfil de los unionistas, que los autores de los actos racistas contra mujeres de pollera e inmigrantes del occidente, la toma de instituciones y el rechazo al presidente Morales fueron promovidos por otras personas.
Aseguró que él no quiere la división del país, sino la unidad, y que una señal clara de ello es la incorporación de los ex unionistas a la plancha masista.
El vocero de la campaña del MAS, Jorge Silva, también dio la bienvenida a los “unionistas” y expresó su deseo de que lo hagan por convicción y “no con la intención de distraer o lograr algún beneficio judicial”.
Agregó que, si tienen cuentas pendientes con la justicia, las tienen que enfrentar.
Ángelo Céspedes, uno de los aliados, tiene un proceso abierto por la toma violenta de instituciones públicas el 9 de septiembre de 2008 en Santa Cruz, cuando esa jornada cayeron en manos de los activistas al menos 14 entidades, entre ellas Entel, el Servicio de Impuestos, INRA, Graco y la Empresa Nacional de Televisión Boliviana.
“Chichi” Pérez tiene un proceso penal abierto por un tiroteo en el estadio Ramón “Tahuichi” Aguilera, de Santa Cruz, ocurrido el 21 de enero. El líder de los hinchas de Oriente fue acusado de ser el autor de los disparos que dejaron dos heridos de bala.
El diputado de Podemos Bernardo Montenegro opinó ayer que “es una actitud asquerosa de un lado y del otro, lo único que hace notar (es) que hay una angurria de dinero, de poder, y ya ha llegado al extremo. Hoy día la desesperación nos está llevando, esencialmente a Evo Morales, a traicionar todo principio de ideología”.
El legislador recordó que el año pasado dirigentes del MAS y funcionarios del Gobierno tildaron a la UJC de “hordas de racistas”; sin embargo, ahora cambiaron de discurso.
Montenegro sospecha que con esta alianza los unionistas buscan quitarse de encima los procesos legales que les pesan. El hermano de “Chichi” Pérez, Maximiliano, dijo que aquél sólo lo hace “para no ir a la cárcel”.
El prefecto cruceño, Rubén Costas, quien fuera el promotor de las movilizaciones, afirmó ayer que, con el paso de ex unionistas y del barra brava “Chichi” Pérez a filas del MAS, el Gobierno demuestra que le gusta contratar “mercenarios y malandrines”.
“Eso que criticaban y esas barras bravas, por no decir otra cosa, ahora resulta que lo han reclutado para sus fines, es como actúa el masismo y como se nutre de todo lo malo (…) Me alegra que gente sinvergüenza, inescrupulosa, que hace mucho daño a esta sociedad se pongan en la fila donde deben estar”.
El analista político Ricardo Paz dijo ayer que con estas alianzas “el MAS está demostrando que es un proyecto de poder, un proyecto que le interesa ganar, que le interesa lograr mayor votación, independientemente de las ideologías, independientemente de los proyectos políticos que siempre han venido postulando. Hay que ser pragmáticos en política”.