CARACAS.- El  presidente Hugo Chávez saltó a la fama en 1992 cuando asumió en una  transmisión en directo la responsabilidad de liderar un fallido golpe de  Estado, pero después de 11 años en el poder es común verlo acusar a sus  enemigos por los problemas de Venezuela.
     Con cruciales comicios parlamentarios el 26 de septiembre y el  país sumido en una recesión económica, Chávez no parece estar en campaña  electoral sino más bien en una cruzada en contra de empresas de  alimentos, jerarcas de la Iglesia católica, canales de televisión, casas  de bolsas y bancos.
Después de un día de violencia el 4 de febrero de 1992, Chávez,  entonces un paracaidista del Ejército, aceptó que sus soldados habían  fallado en el intento de tomar el poder y pidió que se le dieran unos  minutos en directo en televisión.
     La transmisión fue un éxito instantáneo. El país, cansado de  funcionarios corruptos, se sintió identificado con el joven teniente  coronel que usaba una boina roja.
     "Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no  fueron logrados en la ciudad capital", dijo el militar dirigiéndose a  sus tropas en el interior del país. "Ante el país y ante ustedes, asumo  la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano", agregó.
     Tal franqueza contrasta con el Chávez de hoy en día, que se  prepara para las elecciones legislativas con un discurso de acusaciones  sin precedentes, en un aparente intento por desviar la atención de los  problemas económicos y sociales.
     Sin embargo, mantiene su popularidad y su partido socialista  posiblemente podrá celebrar una victoria al mantener la mayoría  parlamentaria, a pesar de que la oposición tiene la esperanza de poder  conquistar buena parte de los escaños.
     "Hay una radicalización en la campaña que no era típica. (Chávez)  está poniendo nombres y apellidos a los culpables, están construyendo  historias alrededor de personas concretas", dijo Luis Vicente León, de  la encuestadora Datanálisis.
    El presidente ha chocado con el empresario Lorenzo Mendoza, el  multimillonario dueño de Empresas Polar -la mayor compañía de alimentos y  cerveza del país-, además de con el cardenal Jorge Urosa, por oponerse a  su proyecto socialista.  (Reuters) 

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