Zonas afectadas en La Paz. |
La Paz, 28 Feb. (Atipiri / ABI).- El presidente Evo Morales prometió el lunes viviendas y dispuso alimentos y abrigo a entre 4.000 y 5.000 bolivianos que lo perdieron todo en medio de cientos de miles de toneladas de tierra embebida que se deslizaron de una cadena de serranías en la ladera este de La Paz, sede del gobierno de Bolivia, tras visitar la zona de la tragedia.
"Con seguridad el Gobierno nacional va a ser entregar casas a las familias que quedaron sin casa o que vivían de inquilino o en anticrético. Si vivían de inquilino o en anticrético es que no tiene casa, entonces hay que dotar casa", afirmó el gobernante emplazado en uno de los corredores de un colegio convertido en palestra desde donde habló a decenas de cientos que fueron a esperar sus promesas u medidas de asistencia inmediata.
El jefe de Estado, que se quejó por la falta de terrenos urbanizados en La Paz para construir complejos de viviendas en beneficio de afectados por deslizamientos de menor envergadura en 2009 y 2010, para lo que dijo disponer de 2 millones de dólares, comprometió también la ayuda del Estado para aliviar las aflicciones de quienes contrajeron créditos en la banca nacional y que ahora se quedaron en la calle.
"Yo quisiera ver a esos compañeros que tienen préstamos, organizarnos, movilizarnos y entender cómo podemos apoyar a esas familias que han construido, comprado su casita en esta zona y ahora ha quedado sin casa. Siempre cuando haya voluntad se puede resolver este tipo de problemas que se presentan", afirmó."Con seguridad el Gobierno nacional va a ser entregar casas a las familias que quedaron sin casa o que vivían de inquilino o en anticrético. Si vivían de inquilino o en anticrético es que no tiene casa, entonces hay que dotar casa", afirmó el gobernante emplazado en uno de los corredores de un colegio convertido en palestra desde donde habló a decenas de cientos que fueron a esperar sus promesas u medidas de asistencia inmediata.
El jefe de Estado, que se quejó por la falta de terrenos urbanizados en La Paz para construir complejos de viviendas en beneficio de afectados por deslizamientos de menor envergadura en 2009 y 2010, para lo que dijo disponer de 2 millones de dólares, comprometió también la ayuda del Estado para aliviar las aflicciones de quienes contrajeron créditos en la banca nacional y que ahora se quedaron en la calle.
Luego de celebrar a primera hora una reunión con sus ministros, el mandatario ordenó la dotación de alimento a los damnificados, como primera medida contingente.
"Las familias que quedaron sin casa, sin vestimenta, hay que garantizar alimento", afirmó el mandatario antes de definir la situación de "gravísima" en La Paz.
De hecho, el Gobierno desplazó a cientos de efectivos para coadyuvar a los damnificados que, contra viento y marea y a riesgo de sus propias vidas, intentan rescatar lo que queda de sus enseres personales y, por vía de la oficina de Defensa Civil, desplegó decenas de literas y colchones, además de frazadas y alimentos secos acopiados en un colegio fiscal que, pese sufrir rajaduras ofrece cierta garantía mientras, con menor intensidad que la víspera, los deslizamientos de tierra tornan aún amenazantes.
El centro de operaciones de salvataje luego fue trasladado al Colegio Militar de La Paz.
"Poco a poco estamos garantizando desayuno y alimentación. Quiero decirles a la familias que quedaron sin nada que tienen garantizados en esta primera etapa hermanas y hermanos", afirmó al tiempo de significar la disposición de 5 toneladas de alimentos, principalmente arroz, fideo y harina.
El gobernante también garantizó la provisión de vestido, esta vez procedente de las incautaciones estatales al contrabando que por ley deben ser destruidas.
"En vez de estar quemando, para gente que se ha quedado sin ropa", dijo al insistir a los presidentes de juntas de vecinos y líderes de organizaciones territoriales de base (OTB) "organizarnos y coordinar", como "interlocutores válidos", en la perspectiva que nadie de los afectados quede sin techo, alimentos y abrigo.
"Ustedes pasen la nóminas muy responsablemente (..) Necesitamos una organización, una buena coordinación" para evitar, entre otras irregularidades la presencia de "infiltrados" en las nóminas de damnificados que serán asistidos por los gobiernos nacional y departamental, además del municipio local.
Por último dijo haber ordenado a los ministros de Defensa, Sacha Llorenti, y de Gobierno, Rubén Saavedra, la dotación de seguridad en la zona de desastre ante la eventual acción de antisociales.
"Es obligación del Presidente, del Gobierno, obligación del gabinete asistir" a los damnificados (..) No vamos a abandonarlos, tengan por seguro", afirmó el mandatario mientras miles de brigadistas, militares, policías, voluntarios y afectados por el derrumbe --el más grande en La Paz desde 1860, cuando la ladera poniente, hoy conocida como Tembladerani, de enfrente de la derrumbada la noche del sábado al domingo, se vino abajo--trabajaban sin resuello por salvar sus muebles y pertenecías de entre miles de de toneladas escombros.
Partida en dos pisos, uno a 100m del otro, una necrópolis, construida en medio de los barrios derrumbados, que dejaba ver las osamentas entre crucifijos y lápidas desbaratados, ilustraba el tamaño del desastre.
Fundada en 1548, La Paz se encuentra enclavada en una hoyada y, con un crecimiento vegetativo de 2,11% desde la década de los '90, experimenta una explosión urbana que la ha lanzado a trepar por serranías que la circundan.
El derrumbe de la ladera este ha puesto en riesgo el exclusivo suburbio de Irpavi, donde propietarios de casas suntuarias construidas en colinas erosionadas, se ponían a buen recaudo mientras el Río Chujllumani, que socavó las paredes de las serranías concernidas, rugía al aumento de su caudal.
El 'megadeslizamiento' como coincide en bautizarlo la prensa local, se registró tras casi 24 horas de lluvia ininterrumpidas.
Al menos dos barriadas en la rica zona sur de La Paz se encuentran en riesgo en tanto la falla geológica que tumbó, literalmente, 100 hectáreas de casas en los barrios de Pampahasi, Kupini y entre otros Callapa, soltaba estertores que hacen presumir aún lejos su sosiego.
En tanto no llueva, como ha sucedido desde el domingo por la mañana, la falla ecológica no se agudizará, afirman los expertos.
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