Los seguidores del MAS en los municipios de Achacachi y Corocoro, sobre todo, ingresan a las elecciones decepcionados por las prácticas neoliberales en las que incurrieron sus líderes a la hora de decidir por los candidatos a alcaldes y concejales, situación que era inimaginable en anteriores elecciones regionales, en la que todos hablaban el mismo lenguaje.
En Achacachi, capital de la provincia Omasuyos del departamento de La Paz, los ponchos rojos, considerados como uno de los principales puntales de lucha del gobierno, le dieron la espalda al presidente Evo Morales en el cierre de campaña del MAS efectuado el jueves y brillaron por su ausencia debido a la molestia que provocó en el sector la designación a “dedo” del candidato a alcaldía Alfonso Cosme y de su primer concejal Bernabé Gutiérrez, tal como señaló en reiteradas oportunidades el ejecutivo Cantonal de Achacachi, Carlos León.
En el cierre de campaña del MAS, oportunidad en la que el presidente Morales entregó el césped sintético del Estadio Provincial de Achacachi, los silbidos de rechazo al “dedazo” no pasaron desapercibidos al “olfato político” de Evo Morales.
Los ponchos rojos, considerados como brazo político e ideológico del MAS, le dieron la espalda a su líder espiritual y conductor de la “revolución moral” del Estado Plurinacional de Bolivia, es señal de que comienza a germinar una rebelión al interior del Movimiento Al Socialismo.
No sólo los ponchos rojos le dieron la espalda a los candidatos del MAS, sino que parte de las organizaciones sociales como la Federación de Juntas de Vecinos anunció públicamente su respaldo a los candidatos del Movimiento Sin Miedo, cuando en las elecciones generales del 6 de diciembre votaron por el MAS convencidos de que era el instrumento político inmune a la prebenda, práctica frecuente de los denominados neoliberales.
DE OMASUYOS A PACAJES
Las voces de protesta, por el mismo motivo -la elección a dedo del candidato a la Alcaldía y los concejales- se escucharon en Corocoro, centro minero donde el gobierno encara un proyecto para la explotación de cobre.
Las autoridades originarias identificadas plenamente con el oficialismo y que apoyaron masivamente en las elecciones generales, convocaron al “voto castigo” contra el MAS en protesta por la designación de candidatos sin el consenso necesario. Rafael Quispe, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), fue el portavoz del malestar, para quien “los candidatos del MAS en Corocoro entraron por la ventana”.
En Jesús de Macha. Provincia Ingavi, el MAS impuso un candidato desafiando a la decisión adoptada por los comunarios, quienes eligieron a sus representantes por usos y costumbres.
En Cairoma, provincia Loayza, intentaron reemplazar el nombre del alcalde Edgar Valdez por otro del agrado del entorno presidencial a unas horas de concluir el plazo para el cambio de candidatos (31 de marzo), hecho que acompañó al robo de papeletas de voto donde estaba incluido la foto y el nombre del candidato agredido, a quien la Corte Departamento de La Paz le restituyó como tal.
Si en estas localidades paceñas, Achacachi, Corocoro, Cairoma y Jesús de Machaca, consideradas como los reductos del MAS sobre todo la tierra de los ponchos rojos, hay malestar, seguro que esas voces de protesta por los “dedazos”, se harán escuchar este domingo en las urnas.(Erbol)
En el cierre de campaña del MAS, oportunidad en la que el presidente Morales entregó el césped sintético del Estadio Provincial de Achacachi, los silbidos de rechazo al “dedazo” no pasaron desapercibidos al “olfato político” de Evo Morales.
Los ponchos rojos, considerados como brazo político e ideológico del MAS, le dieron la espalda a su líder espiritual y conductor de la “revolución moral” del Estado Plurinacional de Bolivia, es señal de que comienza a germinar una rebelión al interior del Movimiento Al Socialismo.
No sólo los ponchos rojos le dieron la espalda a los candidatos del MAS, sino que parte de las organizaciones sociales como la Federación de Juntas de Vecinos anunció públicamente su respaldo a los candidatos del Movimiento Sin Miedo, cuando en las elecciones generales del 6 de diciembre votaron por el MAS convencidos de que era el instrumento político inmune a la prebenda, práctica frecuente de los denominados neoliberales.
DE OMASUYOS A PACAJES
Las voces de protesta, por el mismo motivo -la elección a dedo del candidato a la Alcaldía y los concejales- se escucharon en Corocoro, centro minero donde el gobierno encara un proyecto para la explotación de cobre.
Las autoridades originarias identificadas plenamente con el oficialismo y que apoyaron masivamente en las elecciones generales, convocaron al “voto castigo” contra el MAS en protesta por la designación de candidatos sin el consenso necesario. Rafael Quispe, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), fue el portavoz del malestar, para quien “los candidatos del MAS en Corocoro entraron por la ventana”.
En Jesús de Macha. Provincia Ingavi, el MAS impuso un candidato desafiando a la decisión adoptada por los comunarios, quienes eligieron a sus representantes por usos y costumbres.
En Cairoma, provincia Loayza, intentaron reemplazar el nombre del alcalde Edgar Valdez por otro del agrado del entorno presidencial a unas horas de concluir el plazo para el cambio de candidatos (31 de marzo), hecho que acompañó al robo de papeletas de voto donde estaba incluido la foto y el nombre del candidato agredido, a quien la Corte Departamento de La Paz le restituyó como tal.
Si en estas localidades paceñas, Achacachi, Corocoro, Cairoma y Jesús de Machaca, consideradas como los reductos del MAS sobre todo la tierra de los ponchos rojos, hay malestar, seguro que esas voces de protesta por los “dedazos”, se harán escuchar este domingo en las urnas.(Erbol)
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