16 de Dic. (Atipiri / tomado de infobae.com).- Un fenómeno del que se habla poco pero que ha adquirido proporciones inquietantes y puede llevar a la extinción de esa fe justo donde nació: en la Mesopotamia iraquí.
El llamado de Josef Ratzinger es un eco de la preocupación expresada hace unas semanas por un sínodo de obispos originarios de esas regiones que tuvo lugar en El Vaticano y cuyo tema central fue la dramática situación que viven actualmente las congregaciones católicas más antiguas del mundo.
Paradójicamente, Irak, cuya Mesopotamia fue escenario de los relatos del Antiguo Testamento y que alberga iglesias cristianas dos veces milenarias, es el país que más adeptos de esa fe expulsa.
A fines de octubre tuvo lugar una matanza en un templo católico de Bagdad que dejó como saldo la muerte de 46 fieles Este hecho no hizo más que acentuar un fenómeno que tiene lugar en Irak desde hace varios años: el éxodo constante de católicos que buscan ponerse a salvo del odio religioso (ver nota relacionada). Hace tiempo que, por motivos de seguridad, a los cristianos de estas tierras bíblicas no les queda otro camino que el del exilio. Algunos se dirigen hacia las provincias kurdas del norte que por el momento ofrecen todavía un relativo refugio. Otros optan por Siria o Jordania, países que cada vez se muestran menos amigables. Y muchos también intentan desde allí obtener una visa de países occidentales, como Francia, Alemania, los Estados Unidos o Canadá.
George Hazou, director de una ONG caritativa de Jordania y miembro del Consejo de las Iglesias de Oriente Medio, dijo a AFP que unos 700.000 iraquíes, entre ellos 120.000 cristianos, se refugiaron en Jordania desde la invasión estadounidense de Irak, en 2003. Hoy, "quedan entre 40.000 y 50.000 cristianos iraquíes", los demás se fueron a Norteamérica, Australia o Europa.
Un caso reportado por la agencia es el de Basil Ibrahim un iraquí de 45 años, enfermo de cáncer, que llegó a Jordania con su mujer Anni Krikarian, una anestesista de 41 años, después de que ésta recibiera amenazas en el hospital donde trabajaba."¿Por qué no llevas velo? (La virgen) María lo llevaba", le decían sus colegas. Luego recibió después una orden de traslado a Hawja, cerca de Kirkuk, "una zona peligrosa para los cristianos". No les quedó más que huir. Con lo puesto. "No habíamos pensado en irnos de Irak donde nuestras familias han vivido desde varias generaciones, pero no tuvimos alternativa", dijo Basil.
Una combinación de factores económicos, políticos (la inestabilidad), de seguridad y religiosos explican este fenómeno. Pero en los últimos años el principal motivo ha sido la creciente islamización de muchas sociedades de África y Asia.
"Los musulmanes no diferencian religión de política", dijeron los obispos en el sínodo de Roma, según el diario Le Monde. No se trata sólo del Islam radicalizado o del terrorismo de signo musulmán, sino más en general de una fe islámica reafirmada y ligada a la identidad nacional. De cara a ese fenómeno, la práctica de una religión diferente se vuelve un desafío mayor.
Globalmente, se calcula que, en 100 años, la proporción de cristianos en la región ha caído de entre 15 y 20% a comienzos del siglo XX a sólo 3 a 5% actualmente. La excepción es el Líbano donde los cristianos son aún una fuerte minoría aunque ni siquiera ese país está a salvo del éxodo.
En otro orden, cabe recordar que Irán, Arabia Saudita y Corea del Norte son tres países señalados en el informe sobre libertad religiosa en el mundo, elaborado cada año por el Departamento de Estado. Junto con Birmania, China, Eritrea, Sudán y Afganistán, los tres están calificados como "países de especial preocupación".
En Arabia Saudita, por ejemplo, la práctica de religiones no musulmanas está proscrita. Ahora bien, según el documento, la libertad religiosa no está amenazada únicamente por los gobiernos sino también por grupos extremistas como Al Qaeda y otros que buscan atizar las tensiones religiosas.
En Occidente, la persecución a los cristianos es un tema visto como más vinculado a la historia antigua -la del Imperio Romano y las catacumbas- que a la actualidad. Es algo de lo que se habla muy poco, tanto en la prensa como en los ámbitos políticos.
Acostumbrados a vivir en países donde el cristianismo es mayoría y el laicismo y la tolerancia valores adquiridos y consolidados hace tiempo, los intelectuales y los dirigentes occidentales en general no han tomado conciencia hasta ahora de este fenómeno ni se han solidarizado con sus correligionarios perseguidos. Consideran muy políticamente correcto defender a las minorías religiosas, étnicas o sexuales en sus propios países -donde menos se las discrimina-, pero parecen no sentirlo así respecto a defender al cristianismo y el derecho a practicarlo en tierras lejanas.
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