Bruno Paco uno de los sobrevivientes del derrumbe |
Santa Cruz 29 Ene (Atipiri/eldeber).- Bruno Paco Fernández aún con el inmovilizador en el cuello regresó ayer al lugar del desastre y confesó que en su sueño escucha los gritos de auxilio de sus compañeros.
Otros de los heridos que se aprestan a dejar los hospitales señalan que están alterados, traumatizados y que están empezando a vivir una nueva vida.
Bruno Paco Fernández, fue dado de alta del San Juan de Dios y está agradecido a Dios por haberse salvado pero siente angustia de ver que muchos de sus compañeros siguen atrapados y otros ya murieron.
Está pensando en buscar nuevo trabajo pero afirma que por el momento sólo espera que sus compañeros sean rescatados con vida. Óscar Gutiérrez, sereno del edificio Málaga que salvó a su esposa y tres hijos al decirles que salgan a comer afuera, sigue en la clínica Lourdes. “Nos han dado todas las atenciones, estoy bien, pero quisiera no recordar lo que pasó porque es muy triste”, dijo mientras era visitado por sus familiares.
Celia Ochoa Martínez (23), está internada en la clínica Lourdes. Ella era inquilina de una casa al lado del edificio Málaga que quedó destruida. Fue un milagro de Dios que me salve junto a mi hijo de tres años y mi niñera de 13”, dijo. Sin embargo Celia Ochoa afirma que quedó alterada, traumatizada y que junto a su hijo necesita ayuda sicológica para superar el trauma. Ricardo Mendoza Ochoa (3), también está internado en la clínica Lourdes y tiene problemas con los ruidos que lo hacen recordar el desastre.
Celia Ochoa relata que ese día sintieron el golpe, pero quedaron salvados en un hueco y sufrieron heridas pero no de gravedad. “Después del golpe sólo recuerdo que gritábamos, se apagaron las luces y estábamos en medio de una nube de polvo y después me encontré en la clínica con mi bebé”.
El único problema es que en un día más nos darán de alta pero no tenemos casa a dónde irnos. Vivíamos al lado del edificio hace seis meses y agarramos con $us 3.000 de anticrético”, dijo Celia Ochoa. Al no tener casa dijo que es posible que se vaya a vivir a San Javier donde trabaja su esposo Gregorio Mendoza. Su niñera de 13 años Reina Ribera Flores que sufrió heridas en el brazo, también fue dada de alta del hospital San Juan de Dios. Regresó con sus padres pero recuerda a cada momento la tragedia.
También sufrieron heridas pero salvaron sus vidas Magdalena Flores Soliz, Cecilia Álvarez Flores y Óscar Encinas, que siguen recibiendo atención médica en diferentes centros asistenciales. La titular de la Defensoría Rossi Valencia aseguró que se brindará atención sicológica a todos los afectados así como a familiares que viven una angustia.
Obreros del Málaga tienen fe
Al menos unos 25 trabajadores del edificio Málaga que el día del desastre salieron a las 18:00 volvieron al lugar, pero a ofrecer sus servicios como voluntarios para tratar de rescatar con vida a sus compañeros atrapados en medio de los escombros.
“Ese día nos enteramos a las diez de la noche por la televisión y no podíamos creer lo que pasó. Yo trabajé casi dos años en el edificio y ojalá no sea muy tarde la ayuda de los expertos que llegaron de varios países, pero nosotros tenemos fe que puedan rescatarlos con vida a los que faltan”, dijo Daniel Brito.
Los obreros que ese día se fueron temprano acudieron ayer de nuevo para ayudar en el rescate, pero no ingresaron en el lugar para dar lugar a la maquinaria y bomberos que arribaron del exterior.
Los vecinos afectados con el deterioro de sus viviendas también tienen problemas para superar lo que sucedió el lunes cuando el edificio Málaga se desplomó de un momento a otro.
Al menos unas cinco casas quedaron deterioradas por el efecto de la caída de la mole de al menos 10 pisos.
Una víctima se sueña con los gritos de auxilio de compañeros, otros están traumatizados.
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