Crater en el Cerro Rico de Potosí |
Potosi 29 Ene (Atipiri/erbol).- Al menos 15 mil mineros exponen sus vidas a diario dentro de los socavones del Cerro Rico de Potosí, donde trabajan para extraer saldos de minerales y vetas antiguas.
“El cerro está enfermo en su interior y el cáncer sigue avanzando. Las cooperativas hablan de más de 12 mil trabajadores, pero deben ser 15 mil almas que trabajan dentro del cerro deteriorado”, estimó el viceministro de Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, Héctor Córdova. Los pilares están adelgazados y son casi inexistentes, pues miden de cinco a diez centímetros como máximo. Desde hace un tiempo no hay explotación por encima de los 4.400 metros de altura (de los 4.750 que tiene el cerro). Pero aún así “hay mineros que insisten en trabajar y dicen que sólo muertos dejarán de hacerlo”.
Hace una semana, un cráter de 20 metros de profundidad y 35 metros de diámetro se produjo tras el hundimiento de una parte de la cima del cerro, cuya explotación de minerales data de la época de la Colonia (siglos XV y XVI); entonces tenía las vetas de plata más importantes del mundo, cuya extracción alcanzó los dos mil millones de onzas.
El deterioro de la estructura –advertido hace más de una década y que desnuda la falta de coordinación entre trabajadores y gobierno nacional y departamental- motivó la búsqueda de varias respuestas parciales al problema, aunque no hubo resultados positivos. Entre ellas, se intentó rellenar los huecos con el mismo material extraído, cuyo riesgo es que la parte baja no soporte el peso por las enormes e innumerables bocaminas que existen.
Los laberintos internos del cerro cuentan con 619 bocaminas de las que solamente 420 se hallan habilitadas. 120 de las mismas, son usadas constantemente por los cooperativistas.
“Se estima que son más de 30 cooperativas, varias empresas privadas y muchos operadores sueltos, que explotan por debajo y sobre el nivel del suelo (las más de tres mil toneladas por día de concentrados de plata, plomo, zinc, antimonio y estaño, de los cuales se extrae un 25% de riqueza mineral y el resto es basura). El control es prácticamente imposible. Y en esta época de alza del precio del mineral, es una locura decirles que dejen ese trabajo”, explicó Córdova.
Los más de 120 accidentes por año, muchos de ellos fatales, no son un mito, sino una realidad que los mineros entregan a disposición de “El Tío”, figura a la que rinden culto como protector.
Podrían ser hasta cinco por semana que no son informados por los trabajadores quienes “no permiten que se informe esto a los medios de comunicación, porque saben que se les puede impedir el acceso a esta área por considerarla peligrosa. Además, evidentemente hay niños que están trabajando allá”.
El Gobierno, en coordinación con la Gobernación de Potosí, se encuentra identificando áreas cercanas al cerro, lugares seguros para hacer exploración de minerales. El trabajo se desarrolla junto con el Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas. El objetivo es ofrecer a los mineros una alternativa inicial para que dejen descansar paulatinamente las estructuras maltrechas.
Otra acción de hecho es que el Gobierno –de acuerdo al funcionario de Minería- está acelerando los estudios para hallar “soluciones estructurales a la preservación del cerro”, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1972 y puesto en vigencia en 1975.
“El cerro está enfermo en su interior y el cáncer sigue avanzando. Las cooperativas hablan de más de 12 mil trabajadores, pero deben ser 15 mil almas que trabajan dentro del cerro deteriorado”, estimó el viceministro de Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, Héctor Córdova. Los pilares están adelgazados y son casi inexistentes, pues miden de cinco a diez centímetros como máximo. Desde hace un tiempo no hay explotación por encima de los 4.400 metros de altura (de los 4.750 que tiene el cerro). Pero aún así “hay mineros que insisten en trabajar y dicen que sólo muertos dejarán de hacerlo”.
Hace una semana, un cráter de 20 metros de profundidad y 35 metros de diámetro se produjo tras el hundimiento de una parte de la cima del cerro, cuya explotación de minerales data de la época de la Colonia (siglos XV y XVI); entonces tenía las vetas de plata más importantes del mundo, cuya extracción alcanzó los dos mil millones de onzas.
El deterioro de la estructura –advertido hace más de una década y que desnuda la falta de coordinación entre trabajadores y gobierno nacional y departamental- motivó la búsqueda de varias respuestas parciales al problema, aunque no hubo resultados positivos. Entre ellas, se intentó rellenar los huecos con el mismo material extraído, cuyo riesgo es que la parte baja no soporte el peso por las enormes e innumerables bocaminas que existen.
Los laberintos internos del cerro cuentan con 619 bocaminas de las que solamente 420 se hallan habilitadas. 120 de las mismas, son usadas constantemente por los cooperativistas.
“Se estima que son más de 30 cooperativas, varias empresas privadas y muchos operadores sueltos, que explotan por debajo y sobre el nivel del suelo (las más de tres mil toneladas por día de concentrados de plata, plomo, zinc, antimonio y estaño, de los cuales se extrae un 25% de riqueza mineral y el resto es basura). El control es prácticamente imposible. Y en esta época de alza del precio del mineral, es una locura decirles que dejen ese trabajo”, explicó Córdova.
Los más de 120 accidentes por año, muchos de ellos fatales, no son un mito, sino una realidad que los mineros entregan a disposición de “El Tío”, figura a la que rinden culto como protector.
Podrían ser hasta cinco por semana que no son informados por los trabajadores quienes “no permiten que se informe esto a los medios de comunicación, porque saben que se les puede impedir el acceso a esta área por considerarla peligrosa. Además, evidentemente hay niños que están trabajando allá”.
El Gobierno, en coordinación con la Gobernación de Potosí, se encuentra identificando áreas cercanas al cerro, lugares seguros para hacer exploración de minerales. El trabajo se desarrolla junto con el Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas. El objetivo es ofrecer a los mineros una alternativa inicial para que dejen descansar paulatinamente las estructuras maltrechas.
Otra acción de hecho es que el Gobierno –de acuerdo al funcionario de Minería- está acelerando los estudios para hallar “soluciones estructurales a la preservación del cerro”, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1972 y puesto en vigencia en 1975.
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