29 de Dic. (Atipiri / infobae.com).- El Gobierno calculó las pérdidas ambientales por el desarrollo vertiginoso. Crece al 10% anual, pero el "déficit ecológico" subió un 75% en cinco años. Aconsejan desacelerar la economía.
El informe fue elaborado por académicos expertos en planeamiento ecológico, con apoyo del Ministerio de Protección Ambiental. Sus conclusiones preocupan a Pekin, sobre todo porque son oficiales. El impacto de la polución, el deterorio del suelo, los vertidos contaminantes, la desaparición de humedales y otros fenómenos regresivos -calculado con base en el año 2008- equivale al 3,9% del PBI de China.
El alto costo del crecimiento no figura en los balances de las empresas ni en las estimaciones del gobierno, pero el déficit ambiental se expande año tras año a ritmo tan intenso como la economía china y abre dudas sobre las perspectivas de largo plazo del gigante asiático. El estudio impone en el tope de la agenda oficial el debate sobre la necesidad de revisar la expansión a tasas siderales que China sostiene hace años.
Aunque el Gobierno hace esfuerzos públicos por reducir los niveles de contaminación alarmantes en el aire y en el agua, el informe señala que los daños ambientales aumentaron casi un 75% en el lustro previo a 2008. Y la cifra no es mayor sólo porque no se consideraron otras variables de degradación ecológica, como las pérdidas en biodiversidad o la desertificación.
La sequía preocupa especialmente en la capital: hace dos meses que no llueve en Pekin. Las autoridades advirtieron que la escasez de lluvias amenaza el suministro de agua en la ciudad y la seguridad alimentaria en el país. Los embalses no alcanzan para hacer frente a la demanda de una población creciente y cada vez más rica; hubo que acudir a los acuíferos no renovables para satisfacer un déficit acumulado de 200 mil millones de metros cúbicos.
"No es seguro que podamos mantener un crecimiento sostenible de la producción en el futuro si sigue concentrada en el norte del país, donde hay una escasez de agua grave", alertó al respecto Chen Xiwen, vicedirector de un centro de estudios rurales, en sintonía con los enviados de las Naciones Unidas.
La clase política china espera que el gobierno recoja el guante y en los próximos cinco años adopte una estrategia para incrementar los controles ambientales y desacelerar el crecimiento del 10 al 7,5 por ciento. "China está en un momento de quiebre. A partir de ahora, dañaremos el ambiente tanto como crezca la economía", sintetizó Pan Jiahua, director del centro de estudios para el desarrollo sustentable de la Academia de Ciencias Sociales. La suerte del gigante está echada.
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