El Ultimo Adios de Defensor de Indigenas Mexicanos |
Mexico 25 Ene (Atipiri).- Miles de indígenas viajaron desde varios lugares del estado mexicano de Chiapas (sureste), y se congregaron en la catedral de San Cristóbal de las Casas, capital cultural de esta provincia, para despedir al obispo Samuel Ruiz, que murió este lunes y fue un gran defensor de los pueblos originarios y mediador del Ejército Zapatista.
El cuerpo de Samuel Ruiz, también conocido como “El Tatic” (padre en lengua tzotzil), estará en la catedral hasta este miércoles. "La semilla que sembró en Chiapas ya es un árbol grande y produce muchos frutos", leyeron miembros de la Asociación Civil Las Abejas, deudos de víctimas de la matanza de 45 personas en la comunidad zapatista de Acteal de Chiapas en 1997.
Asimismo, el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo en Chiapas manifestó que “No olvidamos las muestras de solidaridad incondicional que nos brindó en las diversas etapas de lucha y conflictos que hemos enfrentado como pueblos indígenas y como organización, ante el Estado que no cesa en exterminar todo intento organizativo del pueblo”.
Recordó “su colaboración y apoyo incondicional a las luchas en diferentes rincones del país, por la liberación de los presos políticos y de conciencia, contra la explotación minera, por la presentación con vida de los desaparecidos y el respeto a los derechos humanos, a favor de los oprimidos y explotados”.
Luego de los homenajes, el cuerpo de Ruiz, que murió de una neumonía a sus 86 años, será introducido en una cripta de la catedral de San Cristóbal en la que también se encuentran los restos de Fray Bartolomé de las Casas, el obispo español recordado también por su defensa de los aborígenes en los siglos XV y XVI.
“El Tatic” fue desde la década de los 70 la voz más visible de la corriente de la Teología de la Liberación entre las autoridades eclesiásticas mexicanas, lo cual, junto a su participación en el conflicto zapatista en Chiapas de 1994, le llevó a ser tachado de "obispo rojo" e "instrumento del Subcomandante Marcos" por sectores conservadores.
El obispo apoyó los reclamos de la insurrección armada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el que su arraigo, representatividad y fortaleza lo llevó a ser un factor de concordia y de paz, como mediador entre el Gobierno y el grupo subversivo que evitó mayor polarización, así como el derramamiento de sangre.
En 1994, el protagonismo involuntario alcanzado por don Samuel despertó resquemor y suspicacia tanto en el Gobierno como en un sector conservador de la Iglesia Católica.
En ese mismo año, cargado de magnicidios, intrigas sucesorias del salinismo y elecciones, Samuel Ruiz fue objeto de una intensa campaña mediática de desprestigio, cuyo epicentro se ubicaba en la sede de la nunciatura, habitada por el entonces nuncio Girolamo Prigione, enemigo jurado del obispo indigenista.
Prigione casi logra su remoción argumentando la presión y nerviosismo del Gobierno salinista. Paradójicamente la función política y secular de mediación que representaba don Samuel frena la ejecutoria vaticana que venía en su contra.
Sin embargo, Prigione propició la famosa carta de un alto funcionario de la Santa Sede, Bernadin Gantin, quien cuestionó la tarea de don Samuel.
El obispo emérito de San Cristóbal, premio Simón Bolívar de la Unesco en 2000, vivía desde 1999 en Querétaro (centro) donde impulsaba su Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el más prestigioso de Chiapas.
El cuerpo de Samuel Ruiz, también conocido como “El Tatic” (padre en lengua tzotzil), estará en la catedral hasta este miércoles. "La semilla que sembró en Chiapas ya es un árbol grande y produce muchos frutos", leyeron miembros de la Asociación Civil Las Abejas, deudos de víctimas de la matanza de 45 personas en la comunidad zapatista de Acteal de Chiapas en 1997.
Asimismo, el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo en Chiapas manifestó que “No olvidamos las muestras de solidaridad incondicional que nos brindó en las diversas etapas de lucha y conflictos que hemos enfrentado como pueblos indígenas y como organización, ante el Estado que no cesa en exterminar todo intento organizativo del pueblo”.
Recordó “su colaboración y apoyo incondicional a las luchas en diferentes rincones del país, por la liberación de los presos políticos y de conciencia, contra la explotación minera, por la presentación con vida de los desaparecidos y el respeto a los derechos humanos, a favor de los oprimidos y explotados”.
Luego de los homenajes, el cuerpo de Ruiz, que murió de una neumonía a sus 86 años, será introducido en una cripta de la catedral de San Cristóbal en la que también se encuentran los restos de Fray Bartolomé de las Casas, el obispo español recordado también por su defensa de los aborígenes en los siglos XV y XVI.
“El Tatic” fue desde la década de los 70 la voz más visible de la corriente de la Teología de la Liberación entre las autoridades eclesiásticas mexicanas, lo cual, junto a su participación en el conflicto zapatista en Chiapas de 1994, le llevó a ser tachado de "obispo rojo" e "instrumento del Subcomandante Marcos" por sectores conservadores.
El obispo apoyó los reclamos de la insurrección armada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el que su arraigo, representatividad y fortaleza lo llevó a ser un factor de concordia y de paz, como mediador entre el Gobierno y el grupo subversivo que evitó mayor polarización, así como el derramamiento de sangre.
En 1994, el protagonismo involuntario alcanzado por don Samuel despertó resquemor y suspicacia tanto en el Gobierno como en un sector conservador de la Iglesia Católica.
En ese mismo año, cargado de magnicidios, intrigas sucesorias del salinismo y elecciones, Samuel Ruiz fue objeto de una intensa campaña mediática de desprestigio, cuyo epicentro se ubicaba en la sede de la nunciatura, habitada por el entonces nuncio Girolamo Prigione, enemigo jurado del obispo indigenista.
Prigione casi logra su remoción argumentando la presión y nerviosismo del Gobierno salinista. Paradójicamente la función política y secular de mediación que representaba don Samuel frena la ejecutoria vaticana que venía en su contra.
Sin embargo, Prigione propició la famosa carta de un alto funcionario de la Santa Sede, Bernadin Gantin, quien cuestionó la tarea de don Samuel.
El obispo emérito de San Cristóbal, premio Simón Bolívar de la Unesco en 2000, vivía desde 1999 en Querétaro (centro) donde impulsaba su Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el más prestigioso de Chiapas.
Fuente: teleSUR- La Jornada-Afp/ nh-MM.
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