Siria, 22 May. (ATIPIRI / AP).- Las fuerzas de seguridad sirias abrieron fuego hacia el cortejo fúnebre de varios manifestantes antigubernamentales muertos durante las protestas del sábado, lo que elevó a más de 900 el número de muertes registradas en dos meses de revueltas.
Con excepción de Libia, la cifra total de víctimas es una de las más altas que dejaron los levantamientos civiles en el mundo árabe.
El presidente Bashar Assad no cede pese a las sanciones internacionales.
El derramamiento de sangre más reciente indicó que los operativos del régimen del presidente Bashar Assad no dan muestras de disminuir pese a las sanciones internacionales y las condenas de Estados Unidos y sus aliados.
Durante la revuelta de 18 días en Egipto que derrocó al presidente Hosni Mubarak el 11 de febrero, murieron al menos 846 egipcios. En Túnez -que desató los levantamientos en la región- se estima que 219 personas murieron antes de que el presidente Zine El Abidine Ben Alí cediera el poder en enero. La represión emprendida por las autoridades de Yemen ha dejado más de 150 manifestantes muertos, según grupos de oposición.
El derramamiento de sangre en Siria también destaca porque su población es relativamente pequeña: unos 22 millones de personas en comparación con los 80 millones en Egipto o los 10,5 millones en Túnez.
Según el propio gobierno sirio, el número de muertos es de 17, pero las restricciones impuestas a la prensa extranjera impiden cualquier comprobación independiente sobre el terreno.
Incluso Turquía, aliado de Siria, advirtió al régimen de que continuar recurriendo a la fuerza contra los manifestantes puede acarrear "consecuencias muy negativas".
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