Tokio, 13 Mar (Atipiri/tomado de Xornal.com).- Mientras las autoridades seguían luchando ayer por refrigerar los reactores de la central nuclear de Fukushima –donde el sábado se registró una explosión y una fuga–, la alarma saltaba también en la planta de Tokai, a unos 120 kilómetros al norte de Tokio.
Su reactor está siendo enfriado con un único generador eléctrico de los tres que tiene. Los otros dos de los que consta el sistema de refrigeración fallaron a consecuencia de la catástrofe.
Además, en la central de Onagawa, en la costa de la prefectura de Miyagi –la más próxima al epicentro del terremoto–, se declaró el nivel de emergencia más bajo tras detectarse en su exterior niveles de radiactividad superiores a los permitidos, según informó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Japón vive “la crisis más grave desde la II Guerra Mundial”. Así lo dijo ayer el primer ministro, Naoto Kan, casi con lágrimas en los ojos, en un nuevo mensaje dirigido a sus ciudadanos tras el terremoto y el tsunami que asolaron el país hace tres días. El recuento oficial de víctimas asciende ya a 1.600, aunque se teme que la cifra pueda superar los 10.000. Han sido evacuadas cerca de 600.000 personas y ayer el país se levantaba con una nueva alerta de tsunami y el aviso de otro fuerte temblor en unos días. Pero lo que más preocupa ahora a los japoneses es el estado de sus centrales nucleares. La alarma se ha extendido a cuatro estructuras del noroeste del país. El terremoto del viernes provocó la paralización automática de once de las 51 plantas que hay en Japón.
A priori, no parece un problema tan grave como los de Fukushima o Tokai, ya que la empresa que dirige la central de Onagawa, la Tohoku Electric Power Company, aseguró ayer que los tres reactores están bajo control y que no es un problema de funcionamiento. Según su versión, la radiactividad detectada proviene de las fugas en las dos centrales de Fukushima, a un centenar de kilómetros de allí.
Diferente es la situación en esas plantas. En Fukushima I –también conocida como Daiichi– el terremoto afectó a tres de sus reactores a consecuencia de un fallo en el sistema de refrigeración. “La situación sigue siendo grave”, reconoció ayer el primer ministro japonés, si bien advirtió que “es totalmente diferente al accidente de Chernóbil” de 1986. “Se ha liberado radiación al aire, pero no hay ningún dato que apunte a que se haya liberado una gran cantidad. Estamos trabajando para impedir que los daños se extiendan”, añadió.
IMPORTANCIA DEL CONTENEDOR
Hasta ayer, la principal preocupación era el reactor uno, donde no se conseguía enfriar el núcleo y se produjo una explosión que no afectó a la estructura de contención. Ayer las autoridades ya daban por supuesto que tanto en ese reactor como en el número tres se ha producido una fusión parcial del núcleo. Lo más importante, mientras intentan enfriarlo, es que el contenedor esté en buenas condiciones para evitar una fuga descontrolada de radiactividad como sucedió en Ucrania.
Además, la acumulación de hidrógeno en una cámara de contención secundaria del reactor tres, hace temer precisamente una explosión similar a la que se produjo el sábado. Tanto en esa central como en Fukushima II –conocida como Daini–, con otros tres reactores afectados aunque en principio menos, se han tenido que hacer vertidos controlados de gases, que llevan partículas radiactivas, para aliviar la presión que soportan las estructuras. Esos escapes controlados han obligado a evacuar a unas 210.000 personas, según informaciones de la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).
Sin embargo, se tiene constancia de que 19 personas estuvieron expuestas a la radiación y recibieron el tratamiento correspondiente. La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa también informó de que el número total de personas expuestas podría ser de entre 70 y 160.
CONSECUENCIAS
En el intento de refrigerar los reactores atómicos para evitar una fusión total del núcleo con consecuencias impredecibles, las autoridades japoneses inyectaron a los reactores agua de mar a presión. Si el proceso fracasara el coste humano dependerá únicamente de la eficacia del proceso de evacuación.
En su discurso a la nación, Naoto Kan señaló que la situación caótica que viven los japoneses se prolongará durante varios días, ya que el suministro eléctrico tardará en restablecerse en muchas zonas e incluso podrían producirse nuevos apagones. Kan reconoció que la situación es “preocupante” y aseguró que la recuperación “no será fácil”, pero que Japón la logrará como “lo ha hecho en el pasado”.
Japón vive “la crisis más grave desde la II Guerra Mundial”. Así lo dijo ayer el primer ministro, Naoto Kan, casi con lágrimas en los ojos, en un nuevo mensaje dirigido a sus ciudadanos tras el terremoto y el tsunami que asolaron el país hace tres días. El recuento oficial de víctimas asciende ya a 1.600, aunque se teme que la cifra pueda superar los 10.000. Han sido evacuadas cerca de 600.000 personas y ayer el país se levantaba con una nueva alerta de tsunami y el aviso de otro fuerte temblor en unos días. Pero lo que más preocupa ahora a los japoneses es el estado de sus centrales nucleares. La alarma se ha extendido a cuatro estructuras del noroeste del país. El terremoto del viernes provocó la paralización automática de once de las 51 plantas que hay en Japón.
A priori, no parece un problema tan grave como los de Fukushima o Tokai, ya que la empresa que dirige la central de Onagawa, la Tohoku Electric Power Company, aseguró ayer que los tres reactores están bajo control y que no es un problema de funcionamiento. Según su versión, la radiactividad detectada proviene de las fugas en las dos centrales de Fukushima, a un centenar de kilómetros de allí.
Diferente es la situación en esas plantas. En Fukushima I –también conocida como Daiichi– el terremoto afectó a tres de sus reactores a consecuencia de un fallo en el sistema de refrigeración. “La situación sigue siendo grave”, reconoció ayer el primer ministro japonés, si bien advirtió que “es totalmente diferente al accidente de Chernóbil” de 1986. “Se ha liberado radiación al aire, pero no hay ningún dato que apunte a que se haya liberado una gran cantidad. Estamos trabajando para impedir que los daños se extiendan”, añadió.
IMPORTANCIA DEL CONTENEDOR
Hasta ayer, la principal preocupación era el reactor uno, donde no se conseguía enfriar el núcleo y se produjo una explosión que no afectó a la estructura de contención. Ayer las autoridades ya daban por supuesto que tanto en ese reactor como en el número tres se ha producido una fusión parcial del núcleo. Lo más importante, mientras intentan enfriarlo, es que el contenedor esté en buenas condiciones para evitar una fuga descontrolada de radiactividad como sucedió en Ucrania.
Además, la acumulación de hidrógeno en una cámara de contención secundaria del reactor tres, hace temer precisamente una explosión similar a la que se produjo el sábado. Tanto en esa central como en Fukushima II –conocida como Daini–, con otros tres reactores afectados aunque en principio menos, se han tenido que hacer vertidos controlados de gases, que llevan partículas radiactivas, para aliviar la presión que soportan las estructuras. Esos escapes controlados han obligado a evacuar a unas 210.000 personas, según informaciones de la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).
Sin embargo, se tiene constancia de que 19 personas estuvieron expuestas a la radiación y recibieron el tratamiento correspondiente. La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa también informó de que el número total de personas expuestas podría ser de entre 70 y 160.
CONSECUENCIAS
En el intento de refrigerar los reactores atómicos para evitar una fusión total del núcleo con consecuencias impredecibles, las autoridades japoneses inyectaron a los reactores agua de mar a presión. Si el proceso fracasara el coste humano dependerá únicamente de la eficacia del proceso de evacuación.
En su discurso a la nación, Naoto Kan señaló que la situación caótica que viven los japoneses se prolongará durante varios días, ya que el suministro eléctrico tardará en restablecerse en muchas zonas e incluso podrían producirse nuevos apagones. Kan reconoció que la situación es “preocupante” y aseguró que la recuperación “no será fácil”, pero que Japón la logrará como “lo ha hecho en el pasado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario