Japón 14 Mar. (Atipiri / elpais).- A las tres de la madrugada (hora española, once de la mañana hora japonesa) se ha registrado otra similar en el número tres. Según ha informado la Agencia japonesa de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) en un informe remitido al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la estructura que contiene el reactor "está intacta", lo que descartaría teóricamente una fusión del núcleo del reactor.
Once personas han resultado heridas en el incidente. Entre los heridos hay al menos un militar de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) de Japón, con fracturas de varios huesos, mientras otros sufren heridas leves, según los datos difundidos por la agencia local Kyodo.
Los operadores han inyectado agua de mar, combinada con ácido bórico, en el sistema de refrigeración del reactor número 1 para evitar un sobrecalentamiento, tras fallar los generadores de gasóleo, que fueron destruidos por el tsunami y agotarse las baterías de reserva. Ahora se trabaja en este reactor para reparar el sistema de eliminación de calor residual usado para refrigerar el reactor y destinado a desactivarlo cuando esté frío.
El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha descartado la posibilidad de que se hayan producido importantes fugas de radiactividad tras la explosión.
En rueda de prensa, ha asegurado que media hora después de la explosión el nivel de radiactividad a cinco kilómetros del lugar era similar a la de ayer, por lo que ha descartado una "fuga masiva". Pese a ello, la Agencia de Seguridad Nuclear nipona ha pedido a 600 residentes que no habían sido evacuados en un perímetro de 20 kilómetros alrededor del recinto que no salgan de sus casas hasta nueva orden.
Otra de las consecuencias de este accidente nuclear tiene que ver con la ayuda que comenzó a llegar a Japón justo después del terremoto y tsunami.
La Séptima Flota de la Armada estadounidense ha informado de que ha detectado bajos niveles de radiactividad entre los tripulantes de los helicópteros que participaron en las operaciones de rescate cerca de Sendai, principal ciudad de la prefectura en la que se encuentra la planta nuclear de Fukushima I y a 100 kilómetros de esta.
Según la agencia Kyodo, la flota ha suspendido temporalmente las operaciones de sus barcos y se ha trasladado mar adentro a una zona situada a unos 185 kilómetros al noreste de la planta. La radiactividad fue detectada ayer domingo en 17 tripulantes de tres helicópteros y el origen fue la nube radiactiva liberada el sábado por la planta de Fukushima.
Fukushima I entra así en su tercer día de emergencia nuclear con graves problemas en dos de sus reactores por un fallo en el sistema de refrigeración y el temor a que haya empezado la fusión del núcleo. Poco antes de la explosión en el reactor tres, el primer ministro japonés, Naoto Kan, admitía que esta planta sigue en un estado "alarmante", tras detectarse una nueva subida en los niveles de radiación por encima de los límites de seguridad (751,2 microsievert por hora, cuando lo normal son 500), el primer ministro.
Mientras se trabaja para atajar el sobrecalentamiento de los reactores, las autoridades luchan para que las cámaras de contención resistan la presión y los efectos de la nueva explosión para evitar una fuga descontrolada de radiactividad como sucedió en Chernóbil en 1986.
Desde el viernes, se han registrado casi 300 réplicas del devastador seísmo, y la Agencia Meteorológica nipona indicó anoche que hay un 70% de posibilidades de que se produzcan réplicas de hasta 7 grados en la escala Richter hasta el miércoles, por lo que las autoridades siguen pidiendo precaución a las poblaciones de la costa ante la posibilidad de que se vuelvan a repetir los tsunamis.
Frente atómico
Pero el frente atómico no se ha quedado en Fukushima. En la tarde de ayer, la central de Tokai (a solo 120 kilómetros de Tokio) anunció que también tenía problemas de refrigeración en su reactor número dos. "Una bomba de agua alimentada por un generador diésel se paró por el tsunami, declaró a France Presse un portavoz de la eléctrica dueña de la nuclear, Atomic Power Company. Aun así, siempre según la empresa, estaban consiguiendo reducir de forma constante la temperatura del reactor. Hoy lunes se trabaja todavía en enfriar el reactor. De hecho, las autoridades nucleares japonesas esperan que esta central quede enfriada del todo hasta los niveles normales de seguridad mañana martes.
Un nuevo frente de preocupación se abrió para las autoridades japonesas cuando se detectaron aumentos en los niveles de radiactividad en otra central nuclear, la de Oganawa, 70 kilómetros al norte de Sendai. Pero las autoridades descartaron problemas en la planta y aseguraron que el aumento de las emisiones se debió a la llegada de partículas de Fukushima, que está a unos 100 kilómetros. A las 22.00 (hora peninsular española), Tokio comunicó al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que los niveles habían retornado a la normalidad.
Ante esta cascada de alertas, Kan se dirigió ayer por televisión a la nación para hacer un dramático llamamiento a la unidad de sus 120 millones de ciudadanos. El primer ministro reconoció que la suma del terremoto, el tsunami y el peligro nuclear ha desatado "la peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial".
Temor a una fusión del núcleo
Aparte de los problemas de refrigeración en las centrales de Fukshima y Tokai, el Gobierno japonés admitió ayer que una fusión del núcleo en los dos reactores más afectados de Fukushima I era algo posible . La planta -a 240 kilómetros al norte de Tokio- tiene seis reactores, el más antiguo de los cuales abrió en 1971.
Cuando una nuclear tiene problemas de refrigeración y la temperatura se descontrola, el uranio que utilizan como combustible y los elementos metálicos que lo sustentan se pueden llegar a fundir para formar en un magma radiactivo. Eso ocurrió en Harrisburg (Estados Unidos) en 1979, el claro precedente de Fukushima.
Si la fusión del núcleo había llegado a darse o no fue objeto de discusión y de informaciones contradictorias. "Es muy difícil diagnosticar en estas circunstancias la situación del núcleo. Parece que ha empezado a haber deformaciones", explicó María Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear, el lobby que agrupa a las nucleares españolas.
A partir de 2.000 grados de temperatura, las vainas metálicas de cuatro metros de alto y en cuyo interior están las pastillas de uranio comienzan a combarse y ese es el inicio de la fusión. La agencia de noticias Kyodo sí afirmó que se habían fundido al menos parcialmente los núcleos de los dos reactores afectados. El reactor 1 estaría en ese estado desde el sábado y el 3 habría comenzado la fusión ayer, según fuentes citadas por Kyodo.
Los expertos consultados insistieron en que, llegado este punto de grave accidente nuclear, no era lo más relevante si se había fundido o no, sino si aguantarían las barreras de seguridad alrededor del núcleo. El ingeniero industrial y experto nuclear Antoni Tahull señaló que "si se ha iniciado el proceso de fusión metálica se crea un magma activo de uranio y de metal que debe quedar dentro de la contención. En Chernóbil no había contención".
El trabajo siguió como en el día anterior. Para bajar la temperatura, refrigeración de emergencia con agua de mar, prueba de lo desesperado de la situación , ya que el uso de agua salada descarta el uso de la central en el futuro. Y para reducir la presión en el interior de la contención, las autoridades mantuvieron -como mal menor- la emisión al exterior de gases radiactivos de los dos reactores. A las 08.33 de ayer (medianoche del sábado) la radiación medida fuera de la central fue de 1.204 microsievert -según el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano-, cuando la natural en esa zona es de 0,07.
Golpe para la industria
El accidente ha sido calificado inicialmente como nivel 4 en la escala internacional de sucesos atómicos, que va de 0 a 7. El nivel 4 es "accidente con consecuencias de alcance local". Pero el sector considera probable que la calificación sea revisada al alza. "Un Chernóbil parece descartado, pero está dentro de lo posible que suba a nivel 5 o 6", declaró Tahull. Harrisburg fue un nivel 5 -"accidente con consecuencias de mayor alcance"- y Chernóbil un 7 -"accidente grave"-. Es frecuente que los incidentes se clasifiquen inicialmente de forma conservadora y, con los detalles, se eleve su gravedad. La propia presidenta del Foro Nuclear admitió que el incidente podía acabar reclasificado como más grave aún. "Nivel 4 es lo mínimo. Si se revisa será al alza. Menos no lo veo".
Si el incidente recibe una categoría mayor, el golpe para la industria nuclear en el mundo sería mucho peor. Harrisburg paró durante tres décadas el programa nuclear en EE UU, y los ecologistas y los contrarios a la energía nuclear van a utilizar Fukushima como prueba de que es imposible generar suficientes barreras de seguridad ante una tecnología con un potencial tan destructivo. Los ingenieros del sector -generalmente defensores de la nuclear y por tanto mucho menos críticos que los ecologistas con la energía atómica- insisten en la dura prueba que supuso para las centrales un terremoto de magnitud nueve seguido de un tsunami.
Tahull recuerda cómo Japón optó por la energía nuclear pese a estar en la zona más sísmica del planeta: "California y Japón debatieron mucho si debían tener nucleares con tantos terremotos. Japón asumió el riesgo y nadie les puede enseñar nada sobre cómo se construyen las centrales". Para la tercera economía del mundo, con una gran densidad de población y sin petróleo ni carbón, la opción nuclear fue considerada como un camino casi inevitable. En 2010 produjo el 29% de la electricidad del país. Ayer, después de que 11 de sus 54 reactores pararan por el terremoto, Japón anunció apagones selectivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario