Chile, 6 Jul. (ATIPIRI / Tomado de Infobae.com).- El presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció la noche del miércoles un “Gran Acuerdo Nacional por la Educación”, que incluye un fondo de 4.000 millones de dólares, luego de las masivas protestas convocadas por estudiantes para exigir un mayor aporte fiscal a la enseñanza pública y que han generado que la popularidad del mandatario decaiga a mínimos históricos.
"Ya es tiempo de terminar con las tomas y protestas y recuperar los caminos del diálogo y los acuerdos. Por esta razón, propongo a todas las chilenas y chilenos un Gran Acuerdo Nacional por la Educación: el Acuerdo GANE", señaló el mandatario en un mensaje por cadena nacional transmitido por radio y televisión.
Los principales objetivos del acuerdo, describió Piñera, "son mejorar la calidad, acceso y financiamiento de la Educación Superior", que tiene en la actualidad una matrícula de cerca de un millón de estudiantes, que en su mayoría financian sus aranceles por medio de créditos privados con altos intereses.
"No queremos que el sueño de un hijo profesional sea una pesadilla financiera para sus padres o una pesada mochila para los nuevos profesionales", señaló el mandatario.
El acuerdo comprende la creación de un Fondo para la Educación, por un monto de 4.000 millones de dólares, que serán extraídos del presupuesto fiscal, del un Fondo de Estabilización Económico y Social -por medio del cual Chile mantiene ahorrados unos 24.000 millones de dólares en el exterior-, y de los excedentes del cobre, del cual Chile es el primer productor mundial.
Piñera, con las elecciones municipales de 2012 como trasfondo, propuso además mejorar el acceso y financiamiento a la educación universitaria y técnica.
Parte del programa consiste en ampliar las becas de estudio para los alumnos más pobres y reducir los intereses de los créditos con que los alumnos de mejores ingresos financian sus aranceles universitarios.
El mandatario, quien dijo que "Chile sigue en deuda con la educación", rechazó sin embargo estatizar la educación y volverla gratuita, como piden los estudiantes. "Sería un grave error", afirmó el líder conservador.
Piñera tampoco aceptó terminar con el lucro en la educación en Chile, donde la mayoría de las matrículas en los sistemas escolar y universitario son generadas por empresas o corporaciones privadas.
El presidente sólo aceptó abrir la posibilidad de que la ley distinga entre instituciones con y sin fines de lucro, y que las primeras paguen impuestos, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad.
Los estudiantes, que suman un mes en paro, tienen en jaque al gobierno, cuyo apoyo bajó a mínimos históricos, en medio de exigencias de cambio de gabinete en el oficialismo.
En ese marco, los manifestantes convocaron a nuevas protestas esta semana y una gran marcha para el 14 de julio, ocasión en que esperan reunir más de 100.000 personas en Santiago de Chile.
Los jóvenes, que han realizado cientos de manifestaciones este año, protestan por la calidad e inequidad del sistema educativo, que a su juicio ahonda las diferencias sociales.
En Chile, la educación escolar es ofrecida de forma gratuita por los municipios y de forma pagada por empresas que pueden ser o no subvencionadas por el Estado, según lo que cobren a las familias.
A nivel de educación superior, el problema es que todas las universidades deben obtener sus recursos en el mercado, aunque sean públicas. Es decir, cobran por estudiar hasta 1.000 dólares por mes.
Además, un 60 % de los jóvenes menores de 24 años egresa del colegio en el segmento del diez por ciento más pobre, mientras que esa cifra sube a 97 % en el décimo más rico.
Las estadísticas oficiales añaden que sólo uno de cada seis jóvenes pobres tiene acceso a la educación superior, mientras que la relación sube a seis de diez en los hogares más ricos.
En el peor momento de popularidad, el presidente de Chile intenta revertir una de las peores crisis de su Gobierno. No obstante, rechazó una estatización de la enseñanza.
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