Estados Unidos, 24 Jun. (ATIPIRI / Perú21.pe).- Menudo problema el que le deja Alan García a su sucesor, Ollanta Humala. El tan utilizado lema de “El Perú avanza”, acuñado por el mandatario, es aplicable –con contundencia y con informes indiscutibles– al incremento sostenido de las hectáreas de sembrío ilegal de hoja de coca.
Ayer, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó –en forma simultánea, en Nueva York, en Lima y en Bogotá– el ‘Informe Mundial sobre las Drogas’, en el que se precisa que, en el último año, el cultivo ilegal de hoja de coca en el país ha aumentado en 2.2%, pasando de 59,900 hectáreas de sembrío a 61,200 hectáreas, lo que nos coloca en un nada envidiable liderazgo en esta materia, superando a Colombia.PANORAMA PELIGROSO
De acuerdo con el documento elaborado por la ONU, “la producción de cocaína en el Perú se ha incrementado desde 2005 debido al aumento en el área de cultivo de (hoja de) coca”.
Asimismo, se señala que “el VRAE –la segunda región de mayor cultivo hasta 2009, con 19,700 hectáreas– se convirtió en la mayor región de cultivo en 2010”. Otras regiones en crecimiento son Palcazú-Pichis-Pachitea, que registra un aumento de 59% en sembríos, así como Marañón, Putumayo y la cuenca del río Amazonas, en los que el cultivo “creció de manera espectacular (más de 90%) y contribuyó al aumento general de los sembríos en el Perú”.
Según el representante de las Naciones Unidas para Ecuador y Perú, Flavio Mirella, este aumento se debe a que en esas zonas aún no se han implementado los programas de desarrollo alternativo ni de erradicación del cultivo ilegal de hoja de coca. “La coca ahora está incursionando en áreas protegidas y en parques nacionales. El 4.4% de la deforestación registrada en esa zona se ha producido por el cultivo ilegal de la hoja de coca”, refirió el especialista.
Y aunque en este estudio no se han incluido resultados de la producción de cocaína, el documento puntualiza que “la producción en el Perú podría ser mayor que la que se había estimado anteriormente, esto debido a las mejoras en su elaboración”.
Ante estas desalentadoras cifras, el presidente ejecutivo de Devida, Rómulo Pizarro, dijo que espera que el gobierno de Ollanta Humala impulse el desarrollo alternativo y la erradicación de la hoja de coca para evitar que en Perú se repita lo que ha pasado en países como Colombia y México.
Pero, ¿qué tan prometedora resulta la próxima gestión del gobierno nacionalista en lo que respecta a la lucha contra el sembrío ilegal de hoja de coca? Los hechos y las declaraciones precedentes no son alentadores.
POLÍTICA Y COCALEROS. El pasado 31 de mayo, en el mitin por su cierre de campaña, en Tingo María, el hoy electo presidente Ollanta Humala se pronunció en contra de la erradicación de los cultivos de hoja de coca.
Es más. Acompañado de la parlamentaria andina y dirigente cocalera Elsa Malpartida, prometió empadronar a todos los productores de hoja de coca, contraviniendo así las políticas aplicadas por el Perú. De hecho, un empadronamiento indiscriminado dificultaría la lucha contra el narcotráfico pues les otorgaría a los sembradores ilegales el amparo legal necesario para que continúen vendiendo la hoja de coca a los fabricantes de cocaína.
A esta postura de Humala se añade el hecho de que ocho congresistas electos por el nacionalismo –según Jaime Antezana– tienen vínculos con el narcotráfico, “algunos relacionados con el lavado de activos y otros implicados en la producción de coca”.
Pero, aún hay más. Como reportó Perú.21 en mayo pasado, la acreditación de Elsa Malpartida como representante de Gana Perú ante el Congreso Nacional de Cuencas Cocaleras –que se realizará del 26 al 28 de agosto próximo– deja un amargo sabor en los especialistas pues se sabe que tanto Malpartida como Nancy Obregón, congresista nacionalista, han liderado las protestas de los cocaleros en defensa de los cultivos ilegales y son férreas opositoras a los programas de cultivo alternativo.
Consultado sobre el informe, y con los antecedentes nacionalistas ya precisados, el exministro del Interior Fernando Rospigliosi fue claro al manifestar que “la política (antidrogas) del gobierno de Alan García ha sido un desastre (...) Esto es una muestra de la despreocupación del Gobierno (y) es muy probable que las cosas empeoren significativamente (en la nueva gestión de Ollanta Humala)”.
No cabe duda de que el documento debe ser materia de estudio por el próximo gobierno, más aún cuando se reporta que en 20% de los colegios privados y estatales del país se consume drogas. Y una de las recomendaciones de la ONU que, esperemos, sea asumida por la gestión nacionalista es ampliar los programas de prevención a escolares de nueve años.
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