La Paz, 22 Jun. (ATIPIRI / La Razón).- Por falta de recursos, el proyecto Casa Comunal de Villa El Carmen se ha visto en la necesidad de suprimir diversos programas con el consiguiente perjuicio para el personal que allí trabaja desde 1992, pero en particular de niños de escasos recursos que reciben atención integral.
De hecho, faltan sólo dos semanas para que el proyecto, que beneficia a vecinos de Llojeta y Pasankeri, suspenda actividades en algunas áreas. El motivo es la crisis económica de la que aún trata de reponerse Europa, en especial España, desde donde provenían aportes para su sostenimiento.
“Lo que se está haciendo, hasta fin de mes, es cerrar el proyecto, liquidando en su totalidad los beneficios que se adeuda al personal; continuar con el proyecto sin tener la certidumbre económica que nos permita cubrir los gastos de operación (salarios para el personal y gastos administrativos) sería una actitud irresponsable”, lamenta la directora Ejecutiva del Proyecto Casa Comunal de Villa El Carmen, Maria Eugenia Cárdenas.
En la calle La Paz, a una cuadra de la avenida Marcelo Quiroga, se halla el Centro de Atención Integral Llojeta. Rita Pérez, encargada de este centro, dirige el programa de control psicomotriz para los niños de la zona, que se benefician con los servicios de enfermería, nutrición y control de crecimiento, proveyendo, cuando corresponde, de vacunas y micronutrientes.
La casas comunales de Llojeta y Pasankeri prestan, principalmente, servicios de salud y educación; este último es el que más peligra.
Según Cárdenas, el 2010, alrededor de 1.360 niños fueron atendidos en diversas áreas y especialidades, incluida la salud bucal, labor que está a cargo de la odontóloga Rosario Salinas. La continuidad del servicio de salud está garantizada, ya que cuentan con el apoyo de la misión de médicos cubanos. De igual manera, continuará el taller de costura, que beneficia a mujeres que producen tejidos en alpaca que son comercializados en España.
También seguirá en funcionamiento el jardín infantil, gracias a un convenio con el Programa de Atención a Niños y Niñas (PAN) menores de 6 años, administrado por la Gobernación y el Gobierno Municipal.
“Ellos pagan la fruta y los alimentos secos, mientras nosotros nos encargamos de todo lo que es salud y desde este año existe una cuota de los padres, de 50 bolivianos por mes, que llega a cubrir el desayuno, almuerzo, refrigerio y merienda”, afirma Cárdenas.
Mientras los padres trabajan, niñas y niños reciben también apoyo escolar (orientación para elaborar las tareas y trabajos escolares). Es ésta, precisamente, el área de la que se prescindiría primero, dado que sostenerla implica una inversión elevada.
“La gente no paga por los servicios educativos, pero sí por la atención en salud, debido al costo similar (de este servicio) con el de un hospital. Esto, tal vez pueda financiarse, pero la educación, no creo. En ninguna parte del mundo puede autofinanciarse” manifiesta Cárdenas.
El Proyecto Casa Comunal de Villa El Carmen se sostiene con el apoyo financiero del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, Madrid-España, a través de la Fundación Paz y Solidaridad. Hasta el año pasado contaba, además, con el respaldo del Ayuntamiento de Alcobendas, que el 2011 fue suspendido, El principal argumento de los cooperantes es que la crisis económica les obligó a suprimir este tipo de ayuda, explica Cárdenas.
El futuro de la entidad
El futuro de la entidad
Decisiones
En las siguientes semanas, la Asamblea General, máxima autoridad de la organización, definirá cuáles serán las acciones a tomar; de inicio se baraja la posibilidad de acudir al voluntariado para seguir prestando los servicios.
Testimonios
Rosario Salinas
‘Llevo 27 años trabajando’
Rosario, que es odontóloga, lleva casi tres décadas en el proyecto, prácticamente desde que se inauguró. Primero trabajó en Tembladerani, posteriormente en Pasankeri y actualmente brinda el servicio de salud dental en la zona de Llojeta.
Lizeth Cruz
‘Vengo todos los días’
Hace siete años que Lizeth acude, sin falta, al centro de atención integral de Llojeta. Ella aprecia el trabajo que se realiza en el centro. “Nos ayudan todos los días con las tareas del colegio y nos curan cuando por alguna razón nos enfermamos”.
Wilmer Tancara
‘Me siento como en casa’
“Vengo desde que estaba en la guardería, a mis tres años” dice Wilmer, un niño para quien el centro de atención integral representa prácticamente su segundo hogar. Ahora, que tiene 11 años, no imagina cómo sería su vida sin el centro.
En las siguientes semanas, la Asamblea General, máxima autoridad de la organización, definirá cuáles serán las acciones a tomar; de inicio se baraja la posibilidad de acudir al voluntariado para seguir prestando los servicios.
Testimonios
Rosario Salinas
‘Llevo 27 años trabajando’
Rosario, que es odontóloga, lleva casi tres décadas en el proyecto, prácticamente desde que se inauguró. Primero trabajó en Tembladerani, posteriormente en Pasankeri y actualmente brinda el servicio de salud dental en la zona de Llojeta.
Lizeth Cruz
‘Vengo todos los días’
Hace siete años que Lizeth acude, sin falta, al centro de atención integral de Llojeta. Ella aprecia el trabajo que se realiza en el centro. “Nos ayudan todos los días con las tareas del colegio y nos curan cuando por alguna razón nos enfermamos”.
Wilmer Tancara
‘Me siento como en casa’
“Vengo desde que estaba en la guardería, a mis tres años” dice Wilmer, un niño para quien el centro de atención integral representa prácticamente su segundo hogar. Ahora, que tiene 11 años, no imagina cómo sería su vida sin el centro.
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