La Paz, 21 Jun. (ATIPIRI / ABI).- Decenas de miles, entre ellos el presidente Evo Morales, y el vicepresidente Alvaro García Linera, celebraron al amanecer del martes la llegada del Willka Kuti o Año Nuevo andino amazónico 5519, en los centros ceremoniales de las culturas ancestrales más potentes de la Sudamérica signada por la cordillera de los Andes, con pedidos de alimentos y elogios a culturas preincaicas.
Miles esperaron la salida del sol en el complejo arqueológico de Tiawanacu, a 72 km de La Paz, en la explanada altiplánica que conduce a Perú y Chile.Hasta ahí llegó Morales, junto al canciller indígena David Choquehuanca y la ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, donde el Sol despuntó a las 7h15 locales.
Con las manos extendidas al cielo, en señal de captación de la energía y símbolos que irradia el sol, el mandatario boliviano de padres aymaras y empapado de la cultura quechua desde los18 años, cuando partió al central departamento de Cochabamba para buscarse la vida, pidió "alimentos" en el inicio de un nuevo tiempo agrícola.
Morales, que había invitado al presidente electo de Perú, Ollanta Humala -que el martes desarrolla en La Paz una visita de presentación- a la celebración secular en Tiawanacu, pidió "paz, igualdad, dignidad y una buena producción para que no falte el alimento".
Cuando el sol despuntó por detrás de las montañas andinas el termómetro marcaba bajo cero.
Unos 600 km más al este, en el emplazamiento preincaico de Incallajta, García Linera destacó las culturas precolombinas desarrolladas en el actual subandino de Bolivia
Proclamó su admiración por civilizaciones andino amazónicas que antes del quiebre cultural de 1492, provocado por la llegada al sur del navegante genovés Cristóforo Colón, habían desarrollado tecnologías hidráulicas y producción masiva de alimentos, impensadas incluso para la Europa de ese tiempo renacentista.
"Cómo no sentirnos orgullosos de nuestros antepasados que lograron crear nuevas civilizaciones agrícolas e hidráulicas, más importantes del mundo entero, cuando en Europa la gente tenía que ir a traer agua en pequeños baldes (recipientes) de madera, en Tiwanacu, en la zona Amazónica y aquí , en Incallajta, nosotros, nuestros abuelos, sabían controlar el agua, podían llevar a cada casa a través de complejos, sistemas hidráulicos", puso en relieve.
Sin nombrarla significó la técnica del riego por goteo y la mineralización calculada de los cultivos por parte de la cultura moxeña, en el centro y nordeste del actual territorio boliviano.
El Wilka Kuti fue bienvenido en los tres principales pisos fisiográficos de Bolivia: Tiawanacu a más de 4.000 sobre el nivel del mar; Incallajta, a 2.600 y a menos de 2.000 de altura, en Samaipata, en el este subandino de Bolivia.
Ceremonias de culto al fuego en que se realizaron ofrendas en que incluso se sacrificaron terneros o llamas blancas, signo de pureza, como tributo al momento en que copulan el padre Sol y la Madre Tierra, cobraron espacio en Pampa Aullagas, en el departamento de andino de Oruro (sudoeste), en el Fuerte de Samaipata, en la oriental Santa Cruz , con el Yasitata Euasu (Lucero del alba) y el cerro de Inkarakay en Cochabamba, donde se emplazan ruinas preincaicas.
Tiawanacu, es el centro de la cultura de nombre homónimo más longeva de los Andes sudamericanos.
Los originarios de los Andes sudamericanos conmemoran hace siglos con rituales el solsticio de invierno, momento en que el astro cobra más distancia de la Tierra.
De acuerdo con el indígena Germán Choquehuanca, el rito celebró el año 160.519, medido en base de un sistema vigesimal. Los últimos 519 marcan la muerte del inca Atahuallpa, tras la toma incruenta de Tumbes y la rendición insospechada de las fuerzas del incanato a manos de los colonizadores españoles de Francisco Pizarro.
Los 160.000 restantes derivan de "cinco soles", suerte de períodos geológicos de 32.000 años cada uno.
El Solsticio, fuente de energía y renovación espiritual, se registra como fenómeno natural entre el 20 de junio y el 23 de junio en el hemisferio sur.
Se trata del día más corto o la noche más larga del año, en los umbrales del cambio de estación del Otoño a Invierno y, para los agricultores andinos, el advenimiento del tiempo de preparación y tributo a la Pachamama (Madre Tierra, en aymara).
Se estima que en el apogeo del estadio Urbano Maduro, Tiwanacu, una civilización que llegó a desarrollar tecnología agrícola de punta, tenía una población de 100.000 habitantes, antes de desaparecer, explicablemente, entre los siglos IX y X de este mismo tiempo.
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