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| Franklin a su llegada a Cochabamba. |
Cochabamba, 14 May. (ATIPIRI / ABI).- Tras una travesía internacional involuntario y tal vez predestinado que llevó a la portuaria Iquique, Chile, el niño Franklin Villca Huanaco, de 10 años, volvió finalmente a Bolivia para reencontrarse el sábado con su madre, Zenobia Huanaco, de 45 que no puede salir de la ciudad de Cochabamba por cuestiones judiciales.
“¿Dónde te has ido, hijito, no ves que te quiero mucho?”, le dijo Zenobia, mientras Franklin le entregó el recipiente de arroz, papa frita y carne que poco antes le habían dado de merienda en el bus que lo trasladó desde Oruro, su primera parada en Bolivia.
"Por fin me pasa la pena que tenía; estoy muy contenta", expresó lacónicamente la mujer indígena luego que su pródigo vástago llegó al país tras una semana de periplo extraordinario.Zenobia, tiene una orden de arraigo dictada por una autoridad judicial boliviana por tráfico de químicos para la fabricación de cocaína.
La historia de Franklin Villca ha conmovido a dos países separados por una cuestión histórica.
En busca de su madre, el niño se escondió hace una semana en el baúl de herramientas de un camión que viajaba a Iquique.
Era la forma más sencilla de evitar el pasaje, con la salvedad que se creía que su viaje habría de terminar en la vecina Cochabamba, de donde su madre no puede salir por orden judicial.
Franklin recorrió 1.000 km, en dos días, sobre el chasis del motorizado.
Pasó hambre y frío. Nada importaba con tal de volver a ver su madre, el amor de su vida.
La abogada boliviana María Elena Valencia, del Servicio Social de la Gobernación de Cochabamba, recogió al menor, que se encontraba a cargo de las autoridades chilenas, en la ciudad de Iquique que lo trajeron de regreso a Bolivia.
"Quiero juntarme con todos mis hijos para irme a vivir a mi pueblo", dijo exultante la mujer quechua, sosegada ya por el regreso de su niño, en declaraciones recogidas por la agencia estadounidense de noticias Asociated Press.
Los ojos de Franklin se desmesuraron hace una semana cuando se apercibió que no estaba en Cochabamba, sino en un puerto, que no estaba en Bolivia sino en Chile, muy lejos de su Oruro.
El niño fue encontrado vagando por las calles de la comuna pobre de Alto Hospicio, en Iquique, por una buena mujer, Margarita Valencia, que le dio abrigo en su casa.
Margarita reportó la presencia del menor a las autoridades chilenas y a media semana un juez chileno ordenó a Valencia manutener al niño boliviano extraviado.
El Servicio Nacional de Menores de Chile dispuso atención diaria especial para el menor y este sábado entregó al niño al Consulado boliviano en Iquique para su posterior repatriación.
El emotivo encuentro de Franklin Villca con su madre, Zenobia Huanaco, se dio a 35 kilómetros de Cochabamba, en el poblado de Suticollo, adonde llegó la mujer indígena quechua para trasladar a su hijo, que se había fugado de la casa paterna a causa de supuestos malos tratos, para llevarlo a su hogar en Quillacollo.
El niño Villca llegó a Chile por error, pensando que iba a Cochabamba, escondido en el chasis de un camión en su intento por reencontrarse con su madre, en un tortuoso viaje de más de 500 km, sin comida y bajo temperaturas extremas.
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