LA OTAN. SIGUE DIVIDIDA SOBRE LA ACCIÓN AÉREA AUNQUE IMPONE UN BLOQUEO NAVAL A LIBIA.
Bruselas, 22 Mar. (Atipiri / EFE).- Los países de la OTAN mantienen su división sobre el papel de la organización en las operaciones aéreas contra el régimen de Trípoli, aunque hoy acordaron utilizar sus medios navales para bloquear la entrada de armas en Libia.
A pesar de las presiones de varios países miembros -entre ellos Estados Unidos, Reino Unido e Italia-, la Alianza Atlántica sigue sin un acuerdo para intervenir o coordinar las acciones por aire después de varios días de reuniones.
Según fuentes aliadas, los países tienen "distintas opiniones" sobre el rol que la OTAN debe desempeñar en esa operación y su relación con la coalición internacional que hasta ahora ha ejecutado los bombardeos y se ha encargado de imponer la zona de exclusión aérea.
"Hay una discusión en curso", señalaron esas fuentes, que anunciaron nuevos encuentros para mañana y, probablemente, los próximos días.
Hasta ahora, Francia -cuyos aviones fueron los primeros en atacar- se ha opuesto a transferir el control de la operación a la OTAN, organización con la que tradicionalmente ha mantenido tensas relaciones a pesar de ser socio fundador.
En esa línea, París propuso hoy establecer una "dirección política" de la operación militar, que ejercerían los ministros de Exteriores de los países que participan en la coalición de voluntarios.
Esa opción podría aún dejar para la OTAN el mando militar o las tareas de coordinación, que hasta ahora ha desarrollado Estados Unidos y de las que Washington quiere deshacerse.
La Alianza Atlántica estaría lista para actuar en cuanto logre un acuerdo político, después de que hoy cerrase la planificación técnica para apoyar la intervención aérea.
Mientras Francia se ha opuesto en todo momento a convertir la misión internacional en una operación de la Alianza Atlántica, a la que querría ver con un papel secundario, varios de los participantes en la coalición insisten en que la OTAN debe ponerse al frente.
Especialmente clara ha sido Italia, que hoy ha vuelto a decir que retomará el control de sus bases militares puestas a disposición de los aviones que están bombardeando Libia si el control de las acciones no pasa a la OTAN.
El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, recalcó hoy en Roma el punto de vista de su Gobierno de que el mando militar "debe pasar a la OTAN, es una cuestión de seriedad, una cuestión altamente política".
La división en el seno de la Alianza se acentúa además con la postura de Alemania y Turquía, que han decidido mantenerse al margen de los ataques y continúan dejando caer críticas a la intervención armada.
Si ayer el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, aseguró que la reacción negativa de parte del mundo árabe a la operación da la razón a su país en su decisión de no participar, hoy el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de que Libia no debe convertirse en un nuevo Irak.
Con todas estas diferencias pendientes de resolución, la OTAN sí logró hoy consenso para utilizar sus medios navales con el fin de aplicar el embargo de armas sobre Libia aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Las fuerzas aliadas en el Mediterráneo "vigilarán, informarán y, si es necesario, detendrán barcos sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios", señaló el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen.
Según una fuente diplomática, la decisión -cuyos preparativos técnicos ya se habían cerrado el fin de semana- se pospuso hasta hoy por los intentos de Francia para que la operación fuese desarrollada por la Unión Europea y no por la OTAN, algo que quedó descartado ayer en una reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete.
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