miércoles, 17 de agosto de 2011

LOS NIÑOS TRABAJADORES DE POTOSÍ APORTAN A LA ECONOMÍA FAMILIAR


Potosí, 17 Ago. (ATIPIRI / Tomado de DW).- “Cuando me levanto me peino, luego voy a mi trabajo. Primero barro el patio, después trapeo el piso, luego empezamos a cocinar para el mediodía. Hasta las das doce y media estoy con las responsabilidades del almuerzo, y a la una y diez estoy viniendo al colegio, a veces llego tarde”, nos cuenta Reyna.
Cuando esta joven de 17 años pasa revista a su jornada, no habla de tiempo libre, de salir a divertirse con amigas o de practicar algún deporte. “Luego de volver a mi trabajo en la noche voy a mi organización y desde las nueve hasta la una, dos de la mañana hago mis tareas, luego duermo, y pues sigue así la historia.”

La ‘organización’ a la que hace alusión Reyna es el CONNAT’SOP, el “Consejo de los Niños y Niñas Asociados Trabajadores Organizados de Potosí”. Allí se reúnen los jóvenes, discuten sus problemas, reciben consejos, también atención médica. Reyna trabaja como empleada doméstica "Conmigo ella tiene un sueldo. Cuando ha venido conmigo, ella no tenía ni calzados. Ahora se puede comprar ropa. Pero ella ahorra también, siempre piensa en los estudios, y es bien ahorrativa”, dice Gloria Mamani, que se siente responsable de Reyna como si la joven fuera una más de la familia. 350 bolivianos, unos 35 euros, gana la joven al mes – una contribución indispensable para su familia: “Mi papá no nos ayuda con dinero, mi mamá ya es mayor. Tengo que trabajar para mantenerme y darle dinero a mi mamá para que mi hermano estudie”.

Familias destruidas, infancias perdidas

Situaciones familiares como la que describe Reyna no son por cierto la excepción en Potosí, como cuenta Ariel Gallardo, que vende diarios en la plaza frente a la catedral de Potosí: “Mi papá no vive conmigo, por eso es que me veo obligado a trabajar para poder sobrevivir y ayudar a mi familia”.

A sus 18 años, Ariel Gallardo está a punto de terminar el colegio. Desde que tiene nueve, vende diarios por la mañana y por las tardes asiste a clases. Sólo muy pocos de sus compañeros saben que trabaja. Y las reacciones de quienes lo han visto vendiendo diarios no ha sido precisamente alentadoras: “Ellos se burlan. Me preguntan por qué trabajo. Yo los ignoro. Yo quiero trabajar y salir adelante. 'Tú tienes tal vez una familia completa, y por eso no trabajas', les digo.”

Una nueva familia

Apoyo y comprensión – eso es lo que encuentran los jóvenes en las reuniones semanales de CONNATSOP, cuya fundación fue posible también gracias a la ayuda de la iglesia católica, a través de Cáritas. “Nosotros les brindamos un espacio en el cual puedan organizarse, por eso se ha creado el Consejo de Niños, Niñas, Adolescentes Trabajadores organizados de Potosí, en el cual ellos reflexionan, a través de sus encuentros, los múltiples problemas que tienen en el trabajo, en la escuela, en sus familias, y también con respeto a su salud”, cuenta Gonzalo Rúa, asistente social de Caritas en Potosí.

Reyna asiste regularmente a estos encuentros. Ella es dirigente de un grupo de jóvenes y comparte sus experiencias – tanto las positivas como también las amargas - con los menores. “Antes me daba vergüenza, porque en mi escuela me humillaban todas mis compañeras” recuerda Reyna. “Entonces en la organización a mi me decían 'tú tienes los mismos derechos que los que tienen los demás'. Así he aprendido a sentirme más orgullosa. La organización me ha ayudado muchísimo. Yo era muy tímida, no hablaba, pero después de entrar en mi organización ya he aprendido a expresarme delante de mis compañeras y delante de los profesores también. Ahora ya no me hacen a un lado. Los profesores me apoyan”, dice mientras en una mezcla de dolor, orgullo y pena se le escapan algunas lágrimas.

Trabajo infantil en Potosí

Siempre ha habido trabajo infantil en Potosí, explica Gonzalo Rúa. La peor explotación se producía en las minas de plata en el Cerro Rico, donde niños de siete y hasta de cinco años eran forzados a trabajar bajo condiciones inhumanas y peligrosas. Eso afortunadamente, recalca Gonzalo Rúa, pertenece al pasado.

Pero aún así, los limpiabotas, los vendedores de diarios, los cargadores en la feria y las empleadas domésticas necesitan apoyo. Cáritas les ayuda, por ejemplo cuando se trata de fijar precios fijos para su trabajo. Y la organización también motiva a los jóvenes a asistir regularmente a clases: “Hay mucho abandono de sus clases, porque resulta muy duro a veces trabajar todo el día y estudiar en la noche. Entonces están cansados. Tampoco no hay motivación por parte de los padres, lo que hace que muchos abandonen los estudios. Por eso no tenemos muchos bachilleres que terminen el colegio que sean niños trabajadores. Ese es un reto para nosotros: poder trabajar el tema de oportunidades de estudio.”

Los profesores son conscientes de las dificultades que deben enfrentar los jóvenes trabajadores. "La ayuda sería darles una oportunidad más si acaso han rendido mal un determinado examen y volverles a tomar otra prueba”, reflexiona Etelvina García, la profesora de historia de Reyna.

Perspectivas de futuro

La educación es la clave para superar la pobreza. No son muchos los que lo logran, reconoce Gonzalo Rúa de Caritas, pero sí hay algunas historias de éxito: “Hay en la actualidad uno de los jóvenes que está estudiando en una universidad privada en Potosí. El está estudiando derecho. Una vez que salga quiere trabajar desde el tema legal por sus compañeros, para que puedan estudiar”.

Ejemplos como estos son una motivación también para Reyna que ya tiene planes para el futuro: “Cuando salga del colegio voy a estudiar. Quiero estudiar dos carreras al mismo tiempo: administración de empresas y trabajo social, porque he visto a mi educadora como forma líderes. Y me gustaría estudiar también ingeniería petrolera.”

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Agencia Regional de Noticias -- ARN

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